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Sargazo y Tratado de Alta Mar, un encuentro deseable
El pasado 4 de marzo en Nueva York, Estados Unidos, se dio forma al Tratado de Alta Mar, que es el acuerdo para colocar el 30% de las aguas internacionales del mundo en áreas marítimas protegidas (AMP) para 2030. Se trata de regular áreas ubicadas más allá de las 200 millas náuticas (370 kilómetros) de la costa, mas allá; de las zonas económicas exclusivas (ZEE), la alta mar, que representa el 60% de los océanos, en donde habrá cuotas para pescar, restricción de las rutas de navegación, escrutinio de las actividades de exploración en aguas profundas y acuerdos específicos para compartir recursos genéticos marinos, como material biológico de plantas y animales en el océano.
Las naciones más desarrolladas se comprometieron a invertir en la ejecución del tratado, a dedicar cerca de 20,000 millones de dólares a la protección de los océanos, incluidos 6,000 millones de dólares de Estados Unidos y 820 millones de euros de la Unión Europea.
Todavía está pendiente en la agenda global de los océanos la negociación sobre la contaminación por plásticos, que se realizará en París a fines de mayo de este año y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Océano (UNOC3), que se celebrará del 9 al 14 de junio de 2025 en Niza, Francia, para cuando se espera que el Tratado de Alta Mara este en plena vigencia.
Nuestro país ha venido trabajando en esta materia, adhiriéndose al Panel de Alto Nivel para una Economía Oceánica Sostenible, actualizando la Política Nacional de Mares y Costas y trazando las bases de un Plan Oceánico Sostenible que permita desarrollar una gestión integrada de los mares y océanos de México tanto en las zonas económicas exclusivas como en alta mar.
La tarea no está fácil, no solo se tiene que trabajar en la delimitación y definición los mecanismos de protección de las zonas marítimas en alta mar, sino que habrá que superar las observaciones que halló la organización internacional Oceana en su reporte "ANP Marinas, insuficientes para proteger manglares y arrecifes" de noviembre de 2021, en el que encontró ineficiencias en 39 de las 68 zonas marinas o costeras de nuestro país.
Mientras el mundo se pone de acuerdo es una realidad que la temperatura de la superficie del océano mundial ha alcanzado un máximo histórico al registrar 21.1 grados centígrados a principios de abril, superando el máximo anterior de 21 grados centígrados de 2016.
El calentamiento de los océanos está dando pauta al crecimiento de algas nocivas como el sargazo, que afecta a numerosos países, a lo largo del denominado cinturón de sargazo del Atlántico, que corre desde las costas de África hasta el Golfo de México.
En su recorrido por más de 30 naciones causa afectaciones ecológicas, económicas y de salud, consigna un informe de la Unidad Académica de Sistemas Arrecifales-Puerto Morelos de la UNAM, impactando entre otras zonas Cancún y la Rivera Maya en nuestro país y las costas de Florida en Estados Unidos.
De acuerdo con la Comisión para la Conservación de la Pesca y la Vida Salvaje (FWC) del Estado de Florida el sargazo causante de la marea roja no solo tiñe las aguas de rojo y mata la vida marina, sino que puede provocar afecciones respiratorias causadas por el agua y el aire contaminados por este microorganismo.
El hecho de que el sargazo cruce por distintas zonas marítimas obliga a la acción coordinada de distintos países, haciendo deseable que su gestión se dé en el marco de este nuevo Tratado de Alta Mar.
Twitter: @raulocisneros