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Opinión

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¿Se aplaza una recesión en Estados Unidos?

Ya se sabía por diversos indicadores, que el desempeño de la economía de Estados Unidos en el tercer trimestre sería fuerte. El consenso del mercado esperaba para el PIB una tasa anual de 4.7% mientras que la expansión resultó de 4.9%. El trimestre previo fue de 2.1%. Recuérdese que en Estados Unidos la forma de medir el crecimiento trimestral anual del PIB se hace tomando el cambio porcentual del PIB del trimestre en cuestión con respecto al trimestre previo y luego se anualiza. En este caso, el PIB del tercer trimestre sobre el del segundo resultó 1.2% y anualizándolo (es decir, tomando la cuarta potencia) es como se obtiene el 4.9% mencionado. También es relevante conocer la tasa anual, es decir como se expandió el tercer trimestre de este año en relación con el mismo trimestre del año pasado. Esa tasa fue 2.9%, la más elevada en seis trimestres después de las tasas altas de 2021 y parte de 2022 debido al rebote que se dio después de la pandemia.

La sólida actividad económica del tercer trimestre la sostuvo el crecimiento del gasto en consumo, que creció 4% a tasa anual comparado con 0.8% en el segundo trimestre. Es decir, los estadounidenses se volcaron al consumo lo cual se reflejó en un crecimiento elevado del uso de las tarjetas de crédito y en aumentos en los niveles de endeudamiento para el consumo a pesar de las elevadas tasas de interés que prevalecen; por ejemplo, la tasa de las tarjetas se encuentra en niveles históricamente elevados. Esto último es motivo de preocupación, ya que se está registrando un aumento en los impagos de este tipo de deuda. Algunos han advertido que, de seguir este ritmo tan acelerado, es posible que se geste una situación generalizada de cartera vencida de tarjetas que pudiera extenderse a otros instrumentos de deuda.

El boom en el consumo preocupa a la Reserva Federal (FED) para poder controlar la inflación e iniciar eventualmente un ciclo de baja de su tasa de interés. Al FED no le preocupa tanto la inflación subyacente (que excluye precios de energía y alimentos) sino la inflación total, pues son precisamente los precios de los energéticos y de los alimentos los que han estado mostrando una aceleración inesperada importante.

Una duda es si la reversión en la tendencia del gasto en consumo del tercer trimestre puede ser sostenible para el cuarto trimestre. Ese periodo es particularmente importante para las ventas debido a la temporada navideña y vacacional. Pero después de que los consumidores gastaron tanto en el tercer trimestre quizá el ingreso disponible para el consumo será menor. Al parecer tomaron una decisión intertemporal. Es posible que la economía crezca en 2023 a una tasa anual de 2.5%.

La pregunta crucial sigue siendo si el FED logrará en 2024 un aterrizaje suave, que consiste en reducir la inflación con las tasas de interés elevadas, pero sin empujar a la economía hacia una recesión. A pesar de todo, la resiliencia de la economía ha sido tal que los vaticinios de una recesión esperada desde 2022 se desvanecen cada vez más. Si logra el aterrizaje suave desplazará la discusión de una probable recesión hacia 2025 o 2026 en un entorno de menores tasas de interés.

Twitter: @frubli

Economista egresado del ITAM. Cuenta con Maestría y estudios de doctorado en teoría y política monetaria, y finanzas y comercio internacionales. Columnista de El Economista. Ha sido asesor de la Junta de Gobierno del Banxico, Director de Vinculación Institucional, Director de Relaciones Externas y Coordinador de la Oficina del Gobernador, Gerente de Relaciones Externas, Gerente de Análisis Macrofinanciero, Subgerente de Análisis Macroeconómico, Subgerente de Economía Internacional y Analista.

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