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Opinión

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Segalmex y Ovalle: los cuentos y las cuentas

Segalmex no es el fraude más grande en la historia de la administración pública. No basta con hacer un agujero dos o tres veces más grande que el que dejó La Estafa Maestra para ocupar ese sitio. El sobreprecio del Tren México-Toluca nos ha costado mucho más que 14,000 millones de pesos. El endeudamiento de Pemex, en tiempos de Emilio Lozoya abrió un agujero de miles de millones de dólares. Es más, podemos apostar que, en Pemex, en cada sexenio se han producido desfalcos mayores a 14,268 millones de pesos.

Segalmex es, hasta el momento, el escándalo de corrupción más cuantioso del sexenio. El escándalo está en el monto, pero también en los personajes y en algunos detalles. En Seguridad Alimentaria Mexicana, alguien quiso ser el Lobo de Wall Street y apostó al menos 800 millones de pesos en inversiones especulativas. Otros jugaron a ser David Copperfield y desaparecieron dinero e insumos. Se simularon compras de plaguicidas, abonos y fertilizantes por 50 millones de pesos. Se adquirieron 34 millones de costales de propileno que no fueron recibidos y quizá nunca existieron.  Se simuló la compra de tarimas por las que se pagaron 67.2 millones de pesos.

El personaje más relevante en esta historia es Ignacio Ovalle Fernández. “Sólo” era el director de Seguridad Alimentaria Mexicana. El presidente López Obrador tiene afecto por él, se dice, porque fue uno de sus primeros jefes, en el Instituto Nacional Indigenista en 1977. En nombre de ese afecto, AMLO lo defiende, dice “Ignacio Ovalle se confía, comete el error de llamar a participar a gente con malos antecedentes, a corruptos, y lo engañan y empiezan a hacer compras con empresarios corruptos pagando sobreprecios”.

¿Es inocente Ignacio Ovalle?  El adjetivo suena raro, tratándose de un personaje que es un viejo lobo de la política. El hecho es que ahora el manto protector presidencial le otorga una protección que durará, al menos, hasta 2024. Tiene 77 años y una larga trayectoria en la política y en la administración pública. Ha sido diputado y embajador. Hace muchos años era priista. Recientemente fue promotor de Movimiento Ciudadano. No es la primera vez que está en el centro de un escándalo. Fue director de Conasupo, entre 1988 y 1990, en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. En ese momento su gestión fue duramente cuestionada por la compra de leche en polvo proveniente de Irlanda. Todo indica que esa leche estaba contaminada por radioactividad proveniente de Chernobyl. No se podía vender en Europa y la Conasupo de Ovalle encontró el modo de meterla a México. Comparada con esa compra, parece menos grave que en ese tiempo compró maíz amarillo que debía ser consumido por animales y lo destinó a consumo humano.

Quizá Ovalle ha sido inocente toda la vida. Tal vez, en 1988 cometió el error de llamar a participar a gente con malos antecedentes, a corruptos, de esos que engañan a sus jefes y empiezan a hacer compras con empresarios corruptos pagando sobreprecios. Podemos hacer coros a Nat King Cole y cantar “Quizás, quizás, quizás”.

Aquí caben los signos de interrogación o de admiración: si Ignacio Ovalle Fernández ha sido inocente toda la vida, ¿por qué lo han dejado ocupar cargos de jefatura en dependencias que manejan miles de millones de pesos y que tienen que ver con tareas estratégicas del Gobierno? Tiene otras capacidades, de ellas da cuenta su Hoja de Vida. Él fue uno de los padres de los Tortivales, un mecanismo que permitía comprar tortillas con unos vales que se entregaban, con frecuencia, como propaganda del PRI.

¿De cuánto es el desfalco en Segalmex? En el 2021, la Auditoría Superior de la Federación hizo observaciones por 14,268 millones de pesos. Una parte ha sido aclarada, aunque no queda claro cuánto. Dice el Gobierno que el faltante “sólo” son 4,900 millones de pesos (285 millones de dólares). La explicación ofrecida en la mañanera de ayer nos llenó de detalles, pero también nos extravió. Lo que sí es que el presidente se declaró indignado y dijo “no queremos que quede ninguna mancha, porque ese gobierno no permite, no tolera la corrupción ni la impunidad porque somos distintos”. Ignacio Ovalle Fernández dejó Segalmex, pero no quedó desempleado. Sigue en el Gobierno. Es el Coordinador del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal. Suponemos que, ahora sí, Ovalle tuvo cuidado al invitar a sus colaboradores.

lmgonzalez@eleconomista.com.mx

Licenciado en Economía por la Universidad de Guadalajara. Estudió el Master de Periodismo en El País, en la Universidad Autónoma de Madrid en 1994, y una especialización en periodismo económico en la Universidad de Columbia en Nueva York. Ha sido reportero, editor de negocios y director editorial del diario PÚBLICO de Guadalajara, y ha trabajado en los periódicos Siglo 21 y Milenio. Se ha especializado en periodismo económico y en periodismo de investigación, y ha realizado estancias profesionales en Cinco Días de Madrid y San Antonio Express News, de San Antonio, Texas.

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