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¿Serán los bancos?
En marzo, la quiebra de Silicon Valley Bank (SVB) y del Signature Bank parecía la aparición de una nueva etapa disruptiva en el sistema financiero. Los mercados tuvieron una sacudida que resultó breve por la acción de las autoridades. No obstante, los problemas en el sector bancario no cesan; tal vez no sean problemas que vayan a generar un desastre como el del 2008-2009, pero sí pueden acarrear una etapa de fuerte restricción en el crédito y por ende una recesión más grande de la que se anticipa.
Hasta el momento, la información demuestra una economía que no está en recesión y que no parece estar cerca. El empleo sigue firme, la nómina no agrícola de Estados Unidos registró un avance de 253,000 plazas en abril, cifra mayor a la de 180,000 esperada por los analistas del mercado. La tasa de desempleo cayó nuevamente a 3.4%, su nivel más bajo en décadas; el consumo es la variable de mayor peso en el PIB norteamericano, también.
Además del dato de nómina no agrícola, la semana pasada destacó la publicación de los índices ISM de abril. El ISM manufacturero aumentó de 44.3 a 45.7 puntos, aún en zona de contracción de la actividad. Por otra parte, el ISM no manufacturero sorprendió al alza al pasar de 51.2 a 51.9 puntos entre marzo y abril. La actividad del sector de servicios se mantiene firme gracias a las ganancias que aún se observan en el empleo.
Por su parte, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) aumentó el intervalo objetivo de la tasa de interés de referencia en 25 puntos base (pb) para ubicarlo en [5.00-5.25]%, en línea con nuestra previsión y la del mercado. Dentro del comunicado, destacó la eliminación de la frase que sugería incrementos adicionales en la tasa de referencia para lograr la convergencia de la inflación hacia el objetivo de 2 por ciento. Los inversionistas consideran que el ciclo de alza de tasas en Estados Unidos que inició en marzo de 2022 llegó a su fin.
De hecho, el optimismo en los niveles de las tasas de interés es muy elevado. Los participantes en los mercados siguen descontando que la Fed registrará un cambio en su postura e iniciará un ciclo de baja de tasas tan pronto como en la reunión de julio. Y no solo eso, sino que estiman que en las próximos seis reuniones disminuirán al menos en cinco ocasiones las tasas para ubicarles en niveles de casi dos puntos porcentuales menos que el actual.
Suena ilógico ante la expectativa de recesión. Es cierto que las encuestas, la curva invertida y otros indicadores apuntan hacia allá, pero no a la velocidad que provocaría tal viraje.
Un cambio de dirección como el que plantean los mercados solo se debería ejecutar por parte de las autoridades en caso de una recesión súbita, visible y con visos de ser profunda; o bien, en caso de un evento crítico que ponga en riesgo la salud de la economía (como la crisis bancaria del 2008 o la pandemia); por ahora, el primero de dichos argumentos no existe, en caso del segundo, un evento de esta naturaleza por ahora solo podría provenir de lo que sucede en los bancos regionales en Estados Unidos.
Los problemas no parecen sencillos, van a pasar muchas cosas en el sistema bancario, después de la compra de First Republic, basado en San Francisco y con 212,000 mdd en activos (3,000 mdd más que SVB), por JPMorgan, el camino a una mayor concentración parece abierto; en Estados Unidos el sector bancario está integrado por un gran número de bancos a diferencia de otros países desarrollados.
Es probable también que la clase política no se atreva a quitar el renglón del asunto de asegurar los depósitos de los agentes económicos en los bancos, cualquiera que estos sean. El tope de seguro de la Corporación Federal del Seguro de Depósitos (FDIC, por sus siglas en inglés), de 250,000 dólares se vulneró en marzo cuando las autoridades acudieron a asegurar todos los depósitos vía una recompra de bonos. De persistir los problemas, tampoco estamos lejos de ver un aseguramiento universal de los depósitos ya no de facto sino formal.
Pero lo más preocupante no es tal evolución sino el efecto que puede tener sobre la economía una restricción de crédito. El porcentaje de bancos que han reducido el tamaño máximo de sus líneas de crédito es cercano al 45%, solo en la crisis del 2008-2009 llegó a 65%, fuera de ese evento es el nivel más elevado en treinta años. El porcentaje de bancos restringiendo crédito a empresas comerciales y de servicio es el mayor con excepción de la crisis financiera y el mes de surgimiento de la pandemia. EL 70% de los bancos han restringido el otorgamiento de créditos a empresas de construcción e inmobiliarias, así como a empresas de servicios.
Ya sabemos el efecto multiplicador si se cierran las llaves del crédito, justo ahí se refleja el mayor temor en los mercados. Además de la debacle para los accionistas de muchos bancos regionales o de menor tamaño, algunos sectores relacionados con dichas entidades han perdido valor de manera notable en la Bolsa. La especulación de que muchas agencias inmobiliarias del sector comercial pueden tener también problemas debido al alza de tasas de interés tampoco es trivial.
Observando la manera en que han evolucionado las crisis anteriores en el sector y viendo el pesimismo que hay sobre el mismo, bien podría estar ahí la explicación de un desplome de la actividad económica que no se ve hasta los datos del mes de abril y por consecuencia de lo que descuentan las tasas: una vuelta de los bancos centrales a tasas de interés muy bajas, ¿será?
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