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Opinión

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Si quieres que te creamos: honra tu palabra

Vivimos en un mundo cada día más acelerado en donde la constante se llama incertidumbre. Queremos saber qué sucederá, pero nuestras acciones no abonan a generar confianza cuando se alejan de nuestras palabras y nuestras promesas.

México está en transición y es normal que muchas sean las interrogantes en torno a los temas que más nos preocupan y nos afectan. El problema es que quienes tienen la responsabilidad de representar, administrar, legislar y gobernar, lejos de dar certezas, cada día generan más dudas.

La experiencia nos enseña que, para creer en alguien, no basta escuchar qué dice ni cómo lo dice, hay que ir mucho más allá. Conocer su entorno, la forma en que actúa cuando está solo y acompañado, observar los detalles, su historia, la forma en que ha tomado decisiones, bajo qué principios e ideales se guía, la congruencia entre palabras y acciones y la consistencia de un mensaje a lo largo del tiempo sin contradicciones.

En las últimas semanas, muchas declaraciones del próximo presidente se contraponen. Ha prometido y ha cambiado de opinión, ha creado enemigos a los que de pronto perdona y a quienes parecían amigos los convierte en rivales de un momento a otro.

Un día comenta que recibirá un país en mucha mejor condición que su antecesor y, unos cuantos días después, afirma que heredará un país en bancarrota. Promete a manos llenas y después se cura en salud diciendo que quizás no alcance el dinero para todo lo que hay que hacer. ¿Cuál de todas sus versiones podemos creer?

Hay algo que a lo largo de nuestra historia nos ha impedido resolver de manera exitosa muchos de nuestros problemas y es precisamente evadir responsabilidades y culpar a los demás. Escuchar que desde ahora el próximo presidente le carga toda la responsabilidad de cualquier crisis económica al Banco de México es otra señal de alerta.

¿Algún día llegaremos al punto en el que nuestros gobernantes realmente digan lo que piensan y hagan lo que dicen? ¿Será que algún día veremos líderes que sean verdaderos servidores públicos, que honren su palabra y cumplan lo que prometen? ¿Seremos capaces de reconstruir la confianza perdida por haber permitido que el valor de la palabra se devalúe? ¿Quién empieza?

A ti, servidor público del nivel que seas, si quieres ser creíble, honra tu palabra y no te contradigas. En cada contradicción hay afirmaciones implícitas, hay ego desmedido y soberbia desbordada pues se cree que es posible decir cualquier cosa sin consecuencias, sin asumir responsabilidades, sin tener que dar explicaciones.

Cualquiera que sea elegido para representar, administrar, legislar o gobernar se debe a los ciudadanos. Siempre que se les olvide y se contradigan, estaremos para recordárselos.

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Armando Regil Velasco es Presidente Fundador del Instituto de Pensamiento Estratégico Ágora A.C. (IPEA)

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