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Opinión

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Sin remanente de Banxico, ¿recortes presupuestales?

Hace un año la 4T ya se lamía los bigotes imaginando que desde el Banco de México habrían de mandar a Palacio Nacional carretadas y carretadas de dinero producto del remanente de operación que imaginaban habría de tener el banco central durante el 2020.

Como sea, el gobierno federal ya había colaborado a devaluar al peso con aquello de dejar a la economía mexicana a su suerte en la pandemia. No hay que olvidar que la política fue dejar que quebraran los que tuvieran que quebrar.

Quizá no contaban con que en Estados Unidos sí rescatarían a su gente y con tal cantidad de dólares que esa moneda se debilitaría tanto que permitiría que el peso, que hace un año estaba en 25 por dólar, hoy ronde los 19.90.

Hace un año el presidente Andrés Manuel López Obrador se atrevió a pedir por adelantado ese remanente del Banco de México, hasta que alguien le explicó que no podían recibir abonos de algo que no conocían el resultado final.

El Presidente todavía calculaba a principios de este año que les iban a tocar 1,000 millones de pesos derechitos del Banxico al gasto que él decide desde Palacio Nacional.

Pero no, ese regreso en el valor del peso frente al dólar, que para nada se puede acreditar a aciertos internos, provocó que los borregos pandos que hacía López Obrador hace un año resultaran en cero pesos de remanente de operación, según lo reportó el banco central en sus estados financieros del año pasado.

Es muy difícil saber si el Ejecutivo ya se había gastado esos esperados 1,000 millones, porque en estos tiempos es difícil conocer cómo se reasigna el Presupuesto de Egresos, aprobado por los diputados. Pero si los sumaron, ahora los tienen que restar. 

Ojalá quede muy claro en Palacio Nacional que no es para nada responsabilidad del Banco de México, de su Junta de Gobierno, no haber tenido esa utilidad remanente. Que fue la propia circunstancia de un mercado cambiario altamente volátil durante el año pasado y que entiendan que fue muy positivo que Banxico tuviera 122,000 millones de pesos para amortizar pérdidas de ejercicios anteriores y 43,000 millones para incrementar sus reservas de capital.

Porque con lo frágil que anda el Estado de derecho en México en estos tiempos, un enojo con el Banco de México puede salir muy caro para la estabilidad financiera del país.

Lo que sigue ahora que no llegó el guardadito del banco central es conocer qué va a suceder con el gasto de este año contra la realidad de ingresos fiscales menores.

Es un hecho que durante los próximos 40 días la cartera del gobierno de la 4T estará permanentemente abierta para tener electores contentos, al menos a su clientela política. Pero durante el segundo semestre del año podría ser necesario considerar recortes presupuestales para no desequilibrar más las cuentas públicas. Porque aquellos 1,000 millones de pesos que un día imaginaron que llegarían con los atentos saludos del Banco de México, simplemente no llegaron.

enrique.campos@eleconomista.mx

Su trayectoria profesional ha estado dedicada a diferentes medios. Actualmente es columnista del diario El Economista y conductor de noticieros en Televisa. Es titular del espacio noticioso de las 14 horas en Foro TV.

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