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Opinión

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¿Soberanía alimentaria?

Con la primera tanda de nombramientos de su gabinete, Claudia Sheinbaum (CS) cuando menos mandó el mensaje de elegir gente calificada y técnica para las áreas de responsabilidad que les tocarán. Pero eso no impide la carga ideológica que tienen las y los designados. En entrevistas, todos mencionaron que su “compromiso es construir el segundo piso de la 4T” y que las políticas públicas deberán seguir enfocadas en sustituir el modelo económico neoliberal “que tanto daño le ha hecho al país”. Es un script obviamente impuesto por CS. Ya sobre la marcha veremos si CS opta por tener un gabinete funcional, coordinado y operativo, y no los floreros que tuvo AMLO.

El designado secretario de Agricultura, Julio Berdegué, enfrentará temas delicados que están en curso, como el de la prohibición de la importación de maíz blanco transgénico y la intención de prohibir la importación y uso de glifosato, un herbicida agrícola muy utilizado en todo el mundo. Este tema se encuentra en discusión con Estados Unidos y Canadá en un panel de solución de controversias bajo el T-MEC. México debe proveer evidencia científica de que los transgénicos dañan la salud. Pronto debe haber una resolución.

El Dr. Berdegué también mencionó que el eje rector de la política agrícola será la soberanía alimentaria. Ésta implica garantizar la autosuficiencia de alimentos para toda la población y que el abastecimiento de alimentos no dependerá de importaciones, sino que todo será producido localmente. Este objetivo de soberanía implica un fuerte control gubernamental sobre la producción y las políticas alimentarias. ¿Con otro Segalmex?

Pero una supuesta autosuficiencia (otro eslogan favorito es la energética) va en contra del principio de las ventajas comparativas que definen al comercio internacional. Promover la autosuficiencia en la producción agrícola de aquellos productos, donde no se tiene una ventaja comparativa, aumenta ineficiencias y costos, y evita la competencia. Algunos productos que están bajo ese caso son trigo, soya, avena, algodón y olivo. En cambio, políticas encaminadas a los productos donde sí se tiene ventaja comparativa incrementan la producción y la productividad: aguacate, tomate, mango, plátano, berries, limón, maíz blanco, y café de altura, como ejemplos.

El objetivo explícito de la soberanía alimentaria nos regresa a 1979, cuando López Portillo creó, con ese fin, el Sistema Alimentario Mexicano (SAM). Éste tuvo problemas serios de ejecución, burocracia y corrupción, así como grandes subsidios indiscriminados que impactaron a las finanzas públicas. Al final, la producción no fue suficiente para satisfacer la demanda interna y reducir significativamente la dependencia de las importaciones. Terminó por ser un fracaso por lo que el siguiente gobierno lo abandonó.

Así que una política transversal de autosuficiencia en todo el sector agrícola es un absurdo e iría en detrimento del comercio internacional (i.e. el T-MEC). El énfasis debe ser mejorar el acceso a créditos y la modernización e innovación tecnológica que incremente la productividad para aprovechar las ventajas comparativas que ofrece el intercambio comercial.

X: @frubli

Economista egresado del ITAM. Cuenta con Maestría y estudios de doctorado en teoría y política monetaria, y finanzas y comercio internacionales. Columnista de El Economista. Ha sido asesor de la Junta de Gobierno del Banxico, Director de Vinculación Institucional, Director de Relaciones Externas y Coordinador de la Oficina del Gobernador, Gerente de Relaciones Externas, Gerente de Análisis Macrofinanciero, Subgerente de Análisis Macroeconómico, Subgerente de Economía Internacional y Analista.

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