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Opinión

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Sostenibilidad y Salud: Un vínculo indisoluble

José Luis Cárdenas T.

José Luis Cárdenas T. / @PepoCardenasT

¿Puede el sector salud, cuyo principal objetivo es generar más salud para una comunidad, no preocuparse por la sostenibilidad? ¿Qué vínculo existe entre una y otra?

Como ya surge del conocido Informe Brundtland de 1987 para las Naciones Unidas, la sostenibilidad es la capacidad de satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades. Este concepto abarca tres pilares fundamentales: El económico, el social y el ambiental. En esencia, la sostenibilidad busca un equilibrio entre el crecimiento económico, la equidad social y la protección del medio ambiente. En relación con esto, durante el año 2015 se aprobaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (2015-2030), también conocidos por sus siglas ODS, dentro de los cuales se encuentran “Salud y Bienestar”, pero también otros que se relacionan con este, como el “Trabajo Decente y Crecimiento Económico”, la “Industria, Innovación e Infraestructura”, la “Producción y Consumo Responsables” y la “Acción por el Clima”, entre otros. La implementación de los ODS es una responsabilidad compartida que involucra a diversos actores a nivel global, nacional y local. Entre los principales llamados a incorporar los ODS se encuentran los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil, entre otros, y el sector salud no es la excepción.

Ahora, sólo centrándonos en lo medioambiental, la Organización Mundial de la Salud ha estimado que la crisis climática causa ya unas 250,000 muertes adicionales al año debido, por ejemplo, a golpes de calor, malaria, diarrea y desnutrición. Por otro lado, el 2022 Lancet Countdown Report mostró un aumento de las emisiones del sector salud hasta 2,7 gigatoneladas de CO2 equivalente (CO2eq), lo que supone el 5.2% de las emisiones mundiales. Además de las emisiones de gases de efecto invernadero, las actividades sanitarias repercuten en el medio ambiente por otros factores que ejercen efectos negativos sobre la salud humana, como la contaminación del agua, el aire y el suelo, la generación de residuos y el uso de recursos escasos como el agua dulce, así como también su rol en la resistencia antimicrobiana. Estos impactos sobre el entorno ecológico tienen efectos que dañan aún más el ecosistema terrestre, como el calentamiento global y el cambio climático.

Ahora bien, como indicábamos, el pilar social también es un componente esencial de la sostenibilidad, dentro de los cuáles se encuentra la necesidad de que los actores del sector de la salud cuenten con políticas de diversidad, equidad e inclusión, pero también se enfoquen en el bienestar de sus trabajadores, todo lo cual contribuye a generar más salud, promoviendo en particular la salud mental.

Como explicábamos en una columna anterior sobre los estándares de ESG en Salud,  una de las formas de incentivar conductas sostenibles por parte del sector salud es por medio de financiamiento condicionado al cumplimiento de metas específicas, utilizando instrumentos como los sustainability-linked bonds.

Otra manera de incentivarlas, son los modelos de compras públicas que incluyan criterios de sostenibilidad, como es promovido actualmente dentro de la Unión Europea.

También la propia fuerza orientadora de los pacientes, usuarios o consumidores está jugando y seguirán jugando un creciente rol en que la oferta de bienes relacionados con salud, dado el creciente segmento de mercado donde los atributos de sostenibilidad serán un elemento diferenciador.

Ello es especialmente relevante en el segmento denominado LOHAS (del inglés “Lifestyle of Health and Sustainability”), que es un grupo de consumidores que se caracteriza por actitudes y comportamientos de consumo centrados en la salud y la sostenibilidad, que se preocupa cada vez más por los problemas y retos mundiales y que sigue las tendencias relacionadas con la sostenibilidad, como la salud y la conciencia medioambiental. Además, este grupo busca un sentido de naturalidad, aspira a comportarse de forma ética y trata de mantener valores auténticos e individualistas.

En buenas cuentas, la preocupación por la sostenibilidad y ser capaz de evidenciarla por medio de medidas y prácticas concretas tomadas por el sector salud, es la forma de responder al llamado a la coherencia entre el objetivo y propósito principal, que es la generación de salud, y la necesidad de llevar esto a una visión más holística, considerando los impactos medioambientales, sociales y económicos. Lo que todavía puede ser considerado como una opción (tener incorporadas estrategias de sostenibilidad), en el largo plazo tenderá a ser mandatorio dentro del sector salud y deberá considerarse, si es que se pretende seguir participando en forma exitosa.

Ahora, la velocidad con la que esto ocurra dependerá no solo de acuerdos internacionales o políticas públicas, sino también de cómo los pacientes, usuarios o consumidores lo demanden y lo establezcan como una condición mínima para participar coherentemente en el sector salud.

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El autor es abogado (Universidad de Chile) y Doctor en Derecho, Universidad de Friburgo, Alemania, experto en políticas públicas en salud, director de la Asociación Chilena de Derecho de la Salud, ha sido académico en diversas universidades chilenas sobre temas relacionados con sistemas de salud.

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