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Opinión

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The Lancet y las sobre-reacciones del subsecretario HLG

The Lancet es una revista científica creada en Holanda hace dos siglos, en 1823, y hoy está entre las publicaciones indexadas de mayor prestigio mundial. De hecho ha evolucionado a ser una familia de revistas de diferentes especialidades médicas con el más alto impacto.

La marca The Lancet es reconocida por sus altos estándares para comunicar avances en medicina, y es respetada por los investigadores científicos pues la ubican entre las más exigentes para poder publicar artículos. A través de su plataforma, por ejemplo, recién se lanzó el informe para la Asamblea Mundial de las Naciones Unidas donde se proponen diez acciones prioritarias para contener la pandemia que son tomadas con mucha seriedad por los países miembros.

Propiedad de la editorial Elsevier Inc de origen holandés (parte a su vez del Grupo RLX), con sede en Londres, The Lancet juega un papel de gran relevancia en la medicina desde hace años, pero en particular durante la pandemia, con publicaciones oportunas sobre avances en protocolos de investigación de tratamientos y vacunas para Covid19.

Por ejemplo, recién The Lancet publicó los resultados de la vacuna de Rusia, lo cual fue un espaldarazo de la ciencia occidental que validó los ensayos rusos pero al mismo tiempo evidenció que a la Sputnik V aún le falta trecho por recorrer.

Ahora. El sábado 19 de septiembre se publicó en TheLancet.com el articulo: “Entendiendo las muertes de trabajadores de salud mexicanos por COVID-19” donde el periodista David Agren explora porqué Amnistía Internacional reportó que han muerto más trabajadores sanitarios en México que en cualquier otro lugar. Y mediante un sondeo expuso posiciones de autoridades, testimonios de personal de salud y declaraciones como la de la directora de la Organización Panamericana de la Salud, Carissa Etienne, quien “el 2 de septiembre dijo que una encuesta encontró que casi la mitad de los trabajadores de salud mexicanos no recibieron EPP (equipos de protección personal) en el trabajo.” También menciona que “el país ha seguido una estrategia de no realizar pruebas extensivas o de rastreo de contactos, sino monitorear la capacidad del hospital para informar la relajación de las restricciones”.

Fue una nota informativa no una publicación médica, pero el subsecretario evidenció molestia al comentar que lo que publica The Lancet es mentira, pero sin responder con datos o números que rebatieran con claridad.

No fue el primer ataque a la revista científica de parte de la Secretaría de Salud. Hubo una anterior de Asa Cristina Laurell, entonces titular de la ahora desaparecida Subsecretaría de Integración y Desarrollo. La doctora Laurell -quien de haber sido muy cercana a López Obrador pues fue incluso su secretaria de Salud siendo jefe de Gobierno en la ciudad de México terminó desplazada-, también criticó a The Lancet acusándola en marzo de parcial y publicar información sesgada. En su caso, la molestia obedeció a un artículo que reconocía los avances conseguidos por el hoy desaparecido Seguro Popular y que daba voz a 6 secretarios de salud de gobiernos anteriores, incluido el doctor Julio Frenk impulsor de dicha reforma y quien ha publicado varios artículos explicando sobre el Seguro Popular en años anteriores.

Ya sabemos que la tolerancia y respeto a otras opiniones no es característica del equipo que hoy gobierna.

Lo que llama la atención es que López-Gatell se sigue distanciando del gremio académico-científico y si su intención es posicionarse más como político necesita más estrategia. La Dirección de Comunicación Social de SS quedó acéfala tras la renuncia de Marta Cabrera, a quien López-Gatell no quiso hacerle caso, y prefirió mantener su política de comunicación en torno a la pandemia acotada a su puntual conferencia diaria. Decirle a una de las revistas científicas más respetadas y más leídas, primero, que miente y, luego, invitarle con aparente deferencia a la conferencia para que se entere, mostró una actitud nada amable ni pertinente.

Quizá López-Gatell de repente no alcance a detectar que está muy sobre expuesto y que sus reacciones se ven desmesuradas, y, quizá no le importe, pero su paralelismo de la intolerancia mostrada por el presidente López Obrador cada vez que critica acremente a algún medio “neoliberal” no alineado con la 4T, no le conviene para el propio manejo de la pandemia y quizá para sus intereses.

maribel.coronel@eleconomista.mx

Comunicadora especializada en temas de salud pública e industria de la salud. Cursó la maestría en Administración en Sistemas de Salud en FCA de la UNAM. Forma parte de la iniciativa www.HospitalsinInfecciones.com. Fundadora en 2004 de www.Plenilunia.com, plataforma de contenidos sobre salud femenina.

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