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Tláloc, ¿dónde estás?
Tláloc, ¿dónde estás? Estos días de sequía y de calores son propicios para hablar del agua. La sequía afecta 70% del territorio nacional, donde 30% se encuentra en condiciones de sequía extrema o excepcional. El nivel de almacenamiento de las 210 grandes presas de México es el más bajo desde 2015.
Para hoy, miércoles 21 de mayo se prevén temperaturas máximas superiores a 45 grados en 13 entidades: Campeche, Coahuila, Guerrero, Michoacán, Morelos, Nuevo León, San Luis Potosí, Sinaloa, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz y Yucatán.
¿Qué hacer? Necesitamos que llueva, pero no basta. No tenemos infraestructura para almacenar el agua que cae ni una red eficiente para distribuirla. Somos el segundo país de América con mayor estrés hidrico, sólo superados por Chile. Tenemos poca agua, pero nos la arreglamos para desperdiciarla. Entre 40 y 60% del agua se pierde por problemas relacionados con el almacenamiento o la distribución.
La próxima presidenta de México se enfrentará con el reto de dotar de recursos a la Conagua y a cientos de organismos locales de agua, alcantarillado y drenaje. En 2024, la Comisión Nacional del Agua tendrá un presupuesto de 62,000 millones de pesos, menos que los 71,000 millones que tuvo en 2023. El Consejo Consultivo del Agua recomienda 120,000 millones anuales.
El agua es un asunto de Seguridad Nacional que no está reflejado en el presupuesto, pero tampoco en la mesa de toma de decisiones. ¿Cuántas veces han visto al director de la Conagua en la Mañanera? La pregunta parece broma, pero es una cosa seria. En este sexenio, el Power Ranking se refleja en el show cotidiano del presidente. Lo que no aparece ahí, existe menos.
El marco institucional que tenemos no está preparado para una crisis del agua como la que estamos incubando. Es la dureza de las sequías, lo inadecuado del presupuesto, el envejecimiento o inexistencia de la infraestructura, la ausencia de una cultura del agua, la existencia de un sector informal entre los usuarios del agua y hasta la presencia de bandas criminales. En un país donde el negocio criminal se ha diversificado, a quién le extraña que se hable de huachicol del agua, de mafias que controlan la distribución del agua y, también, de presencia del crimen organizado en algunos distritos agrícolas.
Si no se atiende el tema del agua en el campo mexicano, estaremos de rodillas en un plazo de 10 años, advierte Juan Antonio Berdegué. Él lleva el tema de desarrollo rural en el equipo de Claudia Sheinbaum. Habló ayer con Joaquín López-Dóriga y dejó algunos datos o ideas para documentar el optimismo, “México siembra más o menos 25 o 26 millones de hectáreas todos los años, sólo 6 se riegan y de esos 6 millones, sólo 1.5 tienen riego tecnificado. Usamos métodos antiquísimos”.
Dice Berdegué que estaremos de rodillas en 10 años. Diez años…, ¿no estará siendo muy optimista? Quizá la crisis está mucho más cerca. Tenemos focos rojos en varias ciudades del país: Tijuana, San Luis Potosí, Monterrey, Ciudad de México... Cuando digo focos rojos quiero decir límites al desarrollo futuro de estas zonas urbanas. ¿Podremos garantizar agua a las empresas que quieren instalarse o crecer ahí? ¿Dotar de agua a las personas que viven o quieren vivir ahí? Las ciudades vienen a cuento porque 77.8% de la población mexicana vive en localidades urbanas. En el campo, la situación es dramática. La producción de alimentos utiliza un poco más de 70% del agua disponible. Es muy probable que veamos mayores niveles de precios de la comida producida en México, debido a los bajos niveles de agua en las presas y al hecho de que 30% del territorio nacional en condición de sequía excepcional o extraordinaria.
La desalinización es una solución, pero es muy cara y genera el problema de la salmuera. Más allá de tener soluciones a los problemas que padecemos ahora, necesitamos un Plan Nacional Hídrico que contenga un conjunto de acciones a 10 o 15 años, dice Juan Cortina, presidente del Consejo Nacional Agropecuario.
En un documento del CNA llamado Visión de Futuro se proponen diferentes intervenciones desde la política pública: incentivos para la adopción de prácticas de conservación del agua, implementar sistemas de riego inteligentes, tecnologías de captación y almacenamiento del agua, capacitación para los agricultores en técnicas de manejo hídrico, adopción de prácticas de agricultura y ganadería de bajo impacto ambiental. Estas intervenciones podrían generar ahorros de alrededor de 20% del agua que se utiliza en la producción de alimentos, según el documento.
El reto del agua es multidimensional. Cuando miramos la historia, las civilizaciones se alzan y caen en torno a los alimentos y el agua, dice el canadiense John Cherry, uno de los mayores expertos mundiales en agua. Advierte: la guerra civil en Siria fue precedida por varios años de sequía. Algo parecido sucedió en Somalia, ¿cuántos años tenemos para resolver esto antes de que pase algo?