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Opinión

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Trump frente a la política vulgar

Una lectura ortodoxa de un campaña heterodoxa puede resultar fallida. Las encuestas insisten en moldear una contienda presidencial estadounidense entre demócratas y republicanos; una batalla moral protagonizada por creacionistas, anti abortistas, concupiscentes, ultramontanos y liberales; un diálogo ríspido entre librecambistas y anti TTP; patriotas contra traidores. Muchas variables en un algoritmo electoral que cada cuatro años se encarga de renovar expectativas no solo en Estados Unidos sino en todo el mundo.

El criterio demoscópico, asimilando culturas locales a temáticas diversas, fue aplicado en Gran Bretaña en junio pasado donde la victoria del Brexit se encargó de derribar el paradigma de la normalidad. En España, en las segundas elecciones con las que se intenta poner fin a la presidencia en funciones de Mariano Rajoy, no hubo una sola encuesta que situara al PSOE delante de Podemos. El resultado lo conocemos: el partido de Pablo Iglesias quedó detrás del PP y PSOE.

Guatemala tiene un presidente cómico en el sentido laboral de la palabra. Jimmy Morales, junto a uno de sus hermanos, fue protagonista durante muchos años del programa de televisión Moralejas, cuyos contenidos son similares al de Los Polivoces mexicano. Con la caída, detención y encarcelamiento del presidente Otto Pérez Molina la debilitada estructura política chapina se colapsó dejando abierta la posibilidad a un cómico de llevar a la realidad su sueño. Más allá del sueño de Jimmy Morales, fueron los guatemaltecos quienes lo convirtieron en presidente.

En efecto, no conviene realizar una lectura ortodoxa de las campañas presidenciales en Estados Unidos. El candidato Trump no formaría parte de la icónica serie de televisión House of cards, pero sí de un cómic político donde un superhéroe sostenga una batalla contra la hipocresía política. Probablemente el título sería: Trump contra lo políticamente correcto.

Trump crece cuando denigra a la clase política. Lo hizo con 16 precandidatos. Ted Cruz, Marco Rubio y Jeb Bush desfilaron por las pantallas de CNN y FOX para ser burlados por el empresario. La gente aplaudió a Trump con votos.

El rating de Trump podría crecer si vincula la opacidad y el conflicto de intereses a Hillary Clinton. Por ejemplo, Wikileaks le ha dado un obsequio en recientes días. Gilbert Chagoury, un millonario nigeriano y viejo conocido por los Clinton desde la presidencia de Bill, ha donado más de un millón de dólares a la fundación Clinton. En uno de los correos electrónicos hackeados a Hillary Clinton aparece uno escrito por Doug Band, personaje cercano a Bill Clinton. Se lo envía a dos asesoras de Hillary Clinton cuando ocupaba la cabeza de la Secretaría de Estado: Necesitamos que Gilbert Chagoury hable con alguien de sustancia sobre Líbano. Como saben, es un tipo clave allí, y para nosotros, y en el Líbano se le quiere. Muy importante .

Existe una línea que divide a la política de la mercadotecnia. Trump usa a la política para maximizar su valor de marca y su valor presente neto.

En 2005 Timothy O’Brien, periodista en The New York Times y escritor del libro TrumpNation: the art of being the Donald, fue demandado por el hoy candidato presidencial por 5 mil millones de dólares por haber escrito que su valor (presente) neto oscila entre 150 y 250 millones de dólares. Para Trump, las cifras resultaban ser un insulto. Cuatro años más tarde el caso fue desechado y el empresario Trump declaró: Mi valor (presente) neto fluctúa, sube y baja de acuerdo con los mercados, las actitudes y los sentimientos, incluso mis propios sentimientos ... y eso puede cambiar rápidamente de un día a otro .

Parte de mi belleza es que soy muy rico , confesó Trump a Mark Singer, periodista en The New Yorker y autor del libro El show de Trump. Donald Trump le revela lo que para él es ser reconocido: ¿Quieres saber lo que es el reconocimiento total? Cuando los nigerianos de la esquina, que no hablan inglés, que no saben dónde están parados, que están vendiendo relojes para algún tipo en Nueva Jersey, los pasas en la calle y te gritan: ¡Trump, Trump! Ése es el reconocimiento total .

El problema no es la escatología política del show de Trump, el fondo del problema es la desconfianza que inspira Hillary Clinton. Una política vulgar.

Y algo peor, el mal humor ya se globalizó.

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