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Truss no es Thatcher
Con menos de un mes como primera ministra del Reino Unido, Liz Truss ha zanjado una crisis económica y política. Su plataforma electoral la basó en que seguiría políticas liberales como lo hizo Thatcher, tales como reducciones de impuestos y desregulaciones para estimular la actividad económica. Con estos elementos integró un paquete económico radical, dándolo a conocer en forma por demás apresurada hace casi dos semanas. A tan sólo cuatro días del anuncio, la falta de credibilidad por parte de los mercados financieros impulsó una fuerte caída de la libra esterlina. La señal fue muy clara: los mercados no creerían en un plan de reducción de impuestos sin una contraparte para compensar la pérdida de ingresos. Es decir, sin un ajuste por el lado del gasto se crea un desequilibrio fiscal. Inclusive el FMI urgió al gobierno reconsiderar los recortes de impuestos, lo que agravó la volatilidad.
El plan de estímulo económico de Truss desde un inicio está destinado al fracaso porque este paquete de políticas de oferta (supply side economics) se está implementando bajo condiciones de aumentos de tasas de interés y de elevada inflación. Ésta alcanzó en agosto una tasa anual de 9.9% lo que propició que el Banco de Inglaterra aumentara su tasa de política en 50 puntos base el 22 de septiembre para alcanzar 2.25 por ciento.
Ante esta situación, en vez de rectificar, el gobierno se entercó. El ministro de Hacienda Kwasi Kwarteny sorpresivamente anunció la abolición del rango superior del impuesto sobre la renta de 45% e insistió en el éxito del programa. Pero los mercados no se dejan engañar: la libra alcanzó un nuevo mínimo histórico y para evitar una crisis en el mercado de bonos (guilt market) y el hipotecario, la semana pasada el Banco de Inglaterra comenzó con la compra masiva de bonos.
Truss pretende emular a Thatcher, pero la histórica primer ministro, antes de implementar sus políticas de estímulo pro libre mercado, se preocupó por bajar la inflación y estabilizar las finanzas públicas. Ignorar lo anterior está llevando a un conflicto de falta de coordinación entre el gobierno y el banco central. Como lo expresó el ministro de finanzas de Alemania: “el gobierno tiene el pie en el acelerador y el banco central lo tiene en el pedal del freno”. Funcionarios del Banco de Inglaterra han expresado que ante las irresponsables políticas fiscales propuestas, éstas requerirán de una significativa respuesta de restricción monetaria. Ello tendrá la ineludible consecuencia de sumergir a la economía en una recesión.
La crisis económica le está complicando el panorama político a Truss. El Partido Laborista aprovecha la coyuntura y se presenta como fiscalmente responsable. Truss quiere acelerar el paquete para rendir resultados antes de la próxima elección general, a más tardar en 2024. Pero en las encuestas, los laboristas llevan una ventaja de 17 puntos porcentuales sobre los conservadores.
Pero en medio de la crisis económica y política, lo realmente importante es el anuncio de que para Navidad los ingleses tendrán en circulación monedas ya con el rostro del nuevo rey Carlos III.
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