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Un Guerrero sin armas
El desastre en Acapulco es un jalón de orejas para otros estados en el país y sus ciudadanos. En México, al menos 13 entidades federativas están expuestas directa o indirectamente al impacto despiadado de huracanes —sin hablar de otros fenómenos naturales— en un contexto global de cambio climático inexorable. La vulnerabilidad del estado de Guerrero no solo se debe al rezago social y económico que lo ha frenado históricamente sino también a la falta de supervisión del Estado mexicano y la propia ciudadanía. ¿Qué armas le faltaron a Guerrero para enfrentar este golpe de la Naturaleza?
Autonomía. Para toda economía, la capacidad de generar ingresos propios refleja su solidez. En Guerrero, según datos de la Ley de Ingresos 2023, casi 98 por ciento de los ingresos del estado provienen de la Federación. En otras palabras, dicha entidad solo es capaz de generar 2.4 por ciento de sus ingresos. Para 14 estados, como Oaxaca o Nayarit, más de 90 por ciento del ingreso aún depende de la Federación.
Recaudación. Para ser más independientes en la generación de ingresos propios, los estados tienen que tener, en la práctica, capacidad para recaudar impuestos. Según datos del Fondo Monetario Internacional para 2021, en México, la recaudación de ingresos propios a nivel estatal representó 8.7 por ciento del PIB, mientras que en países similares como Brasil la cifra fue 13.5 por ciento.
Diversificación. México tiene el privilegio de contar con múltiples sitios turísticos para forjar su patrimonio. Lamentablemente, los estados -sobre todo aquellos que están expuestos a desastres naturales- no saben cómo diversificar sus ingresos para poder mantener y aumentar su riqueza. Según datos del INEGI, 54 por ciento del PIB de Guerrero depende de Acapulco. Incluso a nivel federal la visión sigue siendo depender de fuentes de energía no renovables.
Transparencia. Además de generar ingresos, hay que saber usarlos y rendir cuentas. Según datos del Barómetro de Información Presupuestal Estatal (BIPE) 2023 que elabora el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), Guerrero obtuvo la calificación más baja de todo el país en transparencia presupuestaria, con solo 70 por ciento. Es decir, no podemos saber con certeza cómo se gastan los recursos públicos en dicho estado.
Planeación. Ni siquiera hablemos de la modernización y el mantenimiento de los sistemas de prevención de desastres naturales. Con la pura gestión de las finanzas públicas tenemos argumentos de sobra para demostrar que los estados no están planeando su desarrollo adecuadamente. Según las cuentas públicas estatales, en 2021 la inversión federal representó en promedio 78 por ciento de la inversión pública por estado.
En México, el modelo de gobernanza demagógico-populista quizá aguante unos años más. En el discurso político, gobernadores y secretarios pintan a sus estados como verdaderos guerreros del desarrollo, pero, en realidad, su gestión administrativa tiende a ser flácida y dispareja. La Federación no ha cambiado los incentivos. Los ciudadanos tampoco hemos monitoreado activamente el uso de nuestros recursos públicos.
En un mundo marcado por la globalización y las consecuencias aplastantes del cambio climático, los riesgos solo se intensificarán aún más. Huracanes. Pandemias. Sequías. La única manera que tienen los estados para mitigar el impacto de estos riesgos en su economía y sus ciudadanos es transformar su gestión pública. De lo contrario, el siguiente riesgo los atacará… como a un guerrero sin armas.
La autora es Directora de Gobierno Efectivo en el IMCO.