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Opinión

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Un debate necesario: ¿más o menos Estado?

El World Economic Forum nació en 1971 fundado por el profesor Klaus Schawb como un espacio de reflexión sobre políticas económicas para fortalecer la integración económica de Europa. Con los años se convirtió en mucho más, y es, sin lugar a duda, uno de los encuentros más importantes económicos y políticos del planeta. 

A tal grado se ha consolidado como el espacio de la apertura económica y libre mercado, que, en enero de 2017, cuando recién asumía la presidencia Donald Trump, Xi Jinping eligió el foro de Davos para enviar el mensaje a todo el mundo de que China seguiría apostando por una agenda comercial global, ante los embates electorales de Trump y las claras señales de lo que sería su política contra China.

En Davos se ha promovido una reflexión en torno de un nuevo capitalismo. Con el concepto de stake holder capitalism, el propio Schawb publicó su visión sobre el hecho de que las empresas no sólo tienen una responsabilidad de generar utilidades ante sus inversionistas, sino también otras de carácter social y político de cara a sus empleados, equidad en la sociedad, las comunidades donde trabajan, la crisis climática y otras.

Este año en Davos fue muy interesante escuchar el contraste de visiones de Javier Milei de Argentina y Pedro Sánchez de España.  La diferencia entre estos dos políticos no podría ser mayor. Vale la pena escucharlos, son discursos breves, claros y concretos, sobre su filosofía de gobierno. Milei es un reflejo de la derechización de la política ante los fracasos de gobiernos de centro-izquierda en Argentina. De forma paralela, en Europa, por otros temas y circunstancias, se está viviendo hace varios años un ascenso de la extrema derecha, que desafortunadamente se acentúa.

En ese contexto, Milei, con la desparpajades que lo distingue, le dice al sector privado lo siguiente: “Ustedes son benefactores sociales. Ustedes son héroes. Ustedes son los creadores del periodo de prosperidad más extraordinario que jamás hayamos vivido. Que nadie les diga que su ambición es inmoral. Si ustedes ganan dinero es porque ofrecen un mejor producto a un mejor precio, contribuyendo de esa manera al bienestar general. No cedan al avance del Estado. El Estado no es la solución. El Estado es el problema mismo. Ustedes son los verdaderos protagonistas de esta historia, y sepan que, a partir de hoy, cuentan con un aliado inclaudicable en la República argentina.”

Muy distinto a Pedro Sánchez, que afirma: “Las empresas son esenciales para el crecimiento y el bienestar de nuestro país. Crean empleo, innovación, cohesión territorial y oportunidades que nos hacen mejores. Pero esa creación no se produce en el vacío. Ustedes —sus empresas— son un producto de la democracia. No nos traguemos los viejos postulados neoliberales que presentan al Estado como un ente puramente extractivo que no genera valor. O que afirman que la única responsabilidad de las empresas es aumentar los beneficios de sus accionistas. Ustedes saben que las empresas necesitan a los gobiernos para innovar y crecer. Y que si las empresas no trabajan juntas —si no alinean sus intereses con los de la sociedad en su conjunto— no podremos superar los grandes retos de nuestro tiempo. Y esto impactará para siempre en sus empresas.”

Para Milei, a la Tatcher, el mejor Estado es el menor Estado posible, el Estado que menos estorbe, regule y obstaculice la “heroica” labor de las empresas las cuales, con su actividad productiva (y la inversión que ésta entraña) son las responsables directas del bienestar de la población. Para Sánchez, por el contrario, el Estado es el baluarte de la democracia y como sobre ésta descansa la legitimidad de las empresas, éstas tienen responsabilidades frente a los ciudadanos (“deben alinear sus intereses con los de la sociedad en su conjunto”) y el Estado es el garante de que las cumplan a cabalidad, con todas las herramientas regulatorias a su alcance.

¿Necesita México una contienda entre estas dos visiones del papel del Estado y la iniciativa privada en la economía? O, por el contrario, ¿pueden las ventajas de estas dos visiones coexistir en un clima de certidumbre, competencia económica, equidad y sustentabilidad?

Julio es egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, con maestría en políticas públicas de la Universidad de Georgetown.

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