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¿Un itamita para el 2024?
Economistas por el ITAM y abogados por la UNAM. Hace cuatro décadas, la generación que se preparaba para dirigir los destinos de la nación abrazó sin resistencia al neoliberalismo. El Muro de Berlín había caído y la Perestroika marcaría el rumbo de la extinción de la URSS.
La globalización. El fin de la historia. Egresados de colegios privados, muchos de esos jóvenes seguirían el camino de sus padres y aplicarían a la universidad pública pero la huelga estudiantil los llevó a una doble matriculación. El Tec de Monterrey fue una opción para los futuros ingenieros y comunicólogos; Lasalle, la UP y la Libre, para los aspirantes a abogados. Los prospectos a economistas llegaron al ITAM...
Enrique de la Madrid Cordero concluyó ambas carreras cuando su padre había entregado la Presidencia de la República a Carlos Salinas de Gortari. Y siguiendo el ejemplo paterno, acudió a Cambridge, Massachusetts, donde completó su maestría en la Kennedy School of Government.
Entonces dejó de ser cachorro de la Revolución. A diferencia de sus hermanos Gerardo y Federico, tampoco optó por la comodidad del jet set. Tardíamente inició una carrera política en la Ciudad de México en el año 2000, cuando llegó a San Lázaro, como diputado plurinominal. Su única aparición en una boleta electoral ocurrió en el 2003, cuando el PRI lo postuló como candidato a jefe delegacional en Álvaro Obregón, aunque perdió con la entonces Layda Sansores.
En el 2006, al triunfo de Felipe Calderón, regresó a la función pública por recomendación de su amigo, José Antonio Meade Kuribreña. Y el entonces secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, lo propuso para asumir la dirección de la Financiera Rural, donde pasó cuatro años.
En el 2012, el presidente Enrique Peña Nieto lo designó como director general de Bancomext, instancia en la que despachó hasta agosto del 2015, cuando llegó a la Secretaría de Turismo, en lugar de Claudia Ruiz Massieu.
La única certeza entonces es que el abanderado priista a la Presidencia de la República del 2018 saldría del gabinete, aunque el entonces gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina trataría de seguir la ruta peñista. José Calzada Rovirosa, exgobernador de Querétaro y entonces titular de SAGARPA, se midió en las encuestas ante el favorito, Luis Videgaray.
El secretario de Turismo quería desde entonces competir por la Presidencia pero la presencia de otros personajes —léase AMLO— eclipsaba a cualquier rival. La derrota del 2018 parecía el final de sus aspiraciones, aunque al frente del Centro para el Futuro de las Ciudades del Tec de Monterrey comenzó a enfilar a una ruta que podría apuntar a la CDMX.
La pandemia alteró sus planes de recorrer las 100 ciudades más importantes del país, pero lo transformó en un eficiente conferencista vía zoom, donde su propuesta de afrontar las crisis ha concitado simpatías, más allá de formaciones partidistas.
Ayer, el funcionario priista compareció ante los agremiados de la Asociación de Colonos de Tecamachalco —en su calidad de “figura pública”— quienes están inconformes con el reordenamiento del espacio aéreo en el Valle de México. La cancelación del NAIM, la Revocación del Mandato, las agresiones al INE, el impacto de la inseguridad y la reforma eléctrica fueron temas para los que tuvo comentarios críticos, pero también una postura alejada de los chauvinismos.
“Un cambio de gobierno no es suficiente. La única manera es que un país marche bien es que seamos corresponsables. Y que cada quien escoja su causa...”, exhortó.
A punto de cumplir 60 años, De la Madrid Cordero ha decidido retomar sus intenciones de competir nuevamente por un cargo de elección popular. El lanzamiento de su proyecto —confiaron amigos del abogado y economista— será formalmente dentro de dos semanas, en el marco del aniversario luctuoso de su padre, cuando se convocará a la conformación de un frente nacional por las libertades y el Estado de Derecho.
Efectos secundarios
OBSERVADOS. Consentido del sexenio peñista, el empresario Eduardo Henkelse encontraría nuevamente bajo lupa de las autoridades, ya que en su contra estarían versiones por guiar y hacer prósperos los intereses de la exprimiera dama, Angélica Rivera, sus hermanas y sobrinos, al privilegiar particularmente la obtención de bienes raíces en Miami. Y es que su esposa, Rosalba, y la actriz construyeron una amistad tan cercana, que también corrieron comentarios sobre que en ello recayó la adjudicación directa de una estación de radio que ya ha registrado señalamientos por diversas faltas, además de litigios mercantiles y penales. Entre las sospechas está la propia participación de Rivera como accionista.