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Opinión

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Un paso adelante, dos pasos atrás

El estado de situación del mundo es de una falta de deseos institucionales por parte de los países que ejercen liderazgos para privilegiar la paz. Lejos quedaron los valores y principios en donde la cooperación refuerza y la solidaridad une.

Las instituciones internacionales creadas en la posguerra para fomentar la paz y el desarrollo están pasando por malos momentos. La ONU vive un desprestigio por su falta de eficacia. El Consejo de Seguridad está paralizado. La Organización Mundial de Comercio ha dejado de tener importancia por la marginación del Comité de Apelaciones y porque los países poderosos fijan aranceles que erosionan el libre comercio. La Corte Internacional de Justicia es indiferente al planteamiento de muchos países de considerar como genocidio las matanzas que realiza Israel en Gaza. El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial no tienen recursos para apoyar la transición hacia una economía verde mediante reconversiones productivas.

Si bien el modelo que prevalece es el liberalismo con sus variantes y la economía mixta en China y Rusia, ha emergido un autoritarismo que descansa en la falta de confianza en la democracia. Esta es ya una forma de gobierno minoritaria en el mundo. Alrededor de 75% de la población mundial vive en dictaduras o gobiernos autoritarios. De ahí el surgimiento de varios tipos de populismo, fuente de resentimiento y venganza, caos y regresión.

En el contexto multipolar la alianza geopolítica de China con Rusia se consolida para oponerse al poder estadounidense y sus aliados europeos. Ambos, Rusia y China han concertado acuerdos comerciales, tecnológicos, de innovación y de infraestructura para desarrollar la frontera de ambos países y hacer una relocalización de sus empresas así como asegurar el suministro de energéticos. En la medida en que Estados Unidos impone sanciones para ambos países, sus alianzas se fortalecen.

En medio de todos estos problemas están las guerras, principalmente en Ucrania y Gaza, en donde los poderes que están involucrados hacen difícil la llegada de la paz. Mas bien es el fuego que está atizando una escalada peligrosa. Se trata de poderes mundiales, regionales y organizaciones terroristas.

Los problemas sociales siguen caracterizando el lado perverso del mundo. Hay mucha población que no está en ese 1% que tiene la mitad de las riquezas y que considera que ello es una aberración que la humanidad no puede cargar. Esto se complica con la destrucción que produce el Cambio Climático.

smota@eleconomista.mx

Escritor y licenciado en economía, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México. De 1984 a 1990 fue embajador de México ante el Reino de Dinamarca, donde se le condecoró con la orden Dannebrog.

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