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Una mañanera en la ONU
Si uno reflexiona con atención el discurso que leyó el sábado la secretaria de Relaciones Exteriores en la Asamblea General de la ONU se imagina que habló de un país que no se parece a México o, quizá, que la funcionaria de plano viajó hacia el pasado, particularmente el 1 de diciembre de 2018, día inaugural del sexenio del presidente AMLO.
Primero, algunos de los hechos para evitar juicios sin sustento.
Hecho: El 28 de marzo de este año 40 migrantes murieron en Ciudad Juárez en un centro de detención del Instituto Nacional de Migración; su director, Francisco Garduño, no renuncia.
Hecho: El presidente AMLO decide boicotear la Cumbre de las Américas en Los Ángeles celebrada entre el 6 y 10 de junio de 2022; un tema a tratar: la migración.
Hecho: El gobierno mexicano decide entregar el premio Águila Azteca al represor cubano Miguel Díaz-Canel el 11 de febrero de este año; miles de cubanos salieron a las calles a pedir libertades el 11 de julio de 2021.
Hecho: El 15 de noviembre de 2018 Marcelo Ebrard, sin puesto en el gobierno, pero a dos semanas de convertirse en secretario de Relaciones Exteriores, promete al entonces secretario de Estado Mike Pompeo el programa “Quédate en México”, bajo la condición de que la Casa Blanca no hiciera público el obsequio.
Hecho: El 31 de mayo de 2019 el presidente Donald Trump anuncia la imposición de aranceles, hasta un 25%, a las importaciones de productos mexicanos. La amenaza se disipa gracias a que AMLO militariza (Bárcena le llama “humanizar) la frontera sur con la guardia nacional para evitar el paso de migrantes.
Son demasiados hechos desafortunados; faltarían los pleitos con España, Panamá, el Europarlamento, la Alianza del Pacífico o la ausencia de AMLO en la Cumbre Apec, la falsa e inexistente “política exterior feminista” de Marcelo Ebrard y Martha Delgado, y un largo etcétera.
Alicia Bárcena dijo el sábado: “México seguirá encontrando (...) inspiración para su acción internacional en los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas (...).
Uno de los principios son los Derechos Humanos. Las simpatías con Nicolás Maduro o Díaz-Canel, entre otros dictadores violadores de DDHH, disipan las palabras de la canciller. Vamos, su equipo de comunicación no reveló su encuentro con Maduro el viernes 15 de septiembre en La Habana.
La secretaria dijo que “participamos en la búsqueda de soluciones para el diálogo político en Venezuela”.
No dijo que Maduro es señalado por la ONU como posible criminal de lesa humanidad, y ha convocado más de 15 mesas de diálogo: en todas ha ganado él.
Bárcena pidió “fin a situaciones aberrantes, como (...) el embargo económico que sufre Cuba”, pero no mencionó la ausencia de democracia en la isla.
Sobre el tema de migración, la funcionaria mexicana dijo que hay que “atender las causas estructurales”, pero pasó por alto los 40 muertos en Ciudad Juárez ni tampoco dijo nada sobre la militarización que sustituye a la “humanización”.
Joel Hernández, subsecretario para Asuntos Multilaterales y DDHH de la SRE aplaudió a su jefa en X: “Un privilegio ser parte de la delegación de México encabezada por la canciller @aliciabarcena. Su liderazgo se puso de manifiesto (...) en su intervención que ubica a México en el justo lugar que ocupa en el concierto de las naciones”.
Alicia Bárcena leyó un discurso sin apegarse a la realidad luego de cinco años de gobierno del presidente AMLO.
Una mañanera en la ONU
Twitter: @faustopretelin