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Opinión

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Victoria Rodríguez Ceja: a la altura de Banxico

FILE PHOTO: Gerardo Esquivel, a nominee for deputy finance minister by Mexico's president-elect Andres Manuel Lopez Obrador, speaks during an interview with Reuters in Mexico City, Mexico, August 21, 2018. REUTERS/Gustavo Graf/File Photo-NARCH/NARCH30

FILE PHOTO: Gerardo Esquivel, a nominee for deputy finance minister by Mexico's president-elect Andres Manuel Lopez Obrador, speaks during an interview with Reuters in Mexico City, Mexico, August 21, 2018. REUTERS/Gustavo Graf/File Photo-NARCH/NARCH30REUTERS, X06622

Celebro la grata sorpresa que dio la nueva gobernadora, ya que, a la par de la mayoría de sus subgobernadores, dio un mensaje contundente al mercado de velar por el mandato de estabilidad de precios a pesar de las potenciales presiones políticas que podrían darse por el estancamiento de la economía

Como era anticipado por gran parte del consenso de mercado, la Junta de Gobierno del Banco de México decidió, por mayoría, aumentar en 50 puntos base la tasa de referencia para posicionarla en un nivel de 6% desde el 5.50% previo.

En el comunicado oficial se hizo mención del gradual y heterogéneo ritmo de crecimiento de la economía global, el cual responde a la evolución de la pandemia y las acciones sanitarias, monetarias y fiscales que los gobiernos realizaron para combatirla.

De igual modo, y en línea con la compleja coyuntura por la que atraviesa la inflación, se mencionó que las variaciones en el índice de precios a nivel global han seguido aumentando, presionados en gran medida por los cuellos de botella en la producción, por una recomposición del gasto hacia mercancías, por la dinámica alcista de los precios de materias primas y energéticos, y por la recuperación de algunos servicios.

En ese sentido, destaca el dato de inflación para la economía estadounidense, el cual se posicionó en un nivel de 7.5% en enero, variación que presume ser la más alta en casi 40 años y que estuvo por encima de la media del consenso (7.3%).

La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) empezará con un aumento en su tasa de referencia antes de lo que se estimaba, el cual, muy probablemente se dará el próximo marzo.

Ante tal expectativa, y al estudiar sus alcances al escenario doméstico, es innegable la presión, adicional a la de la inflación, que recae sobre el Banco de México, el cual se enfrentó a un nivel inflacionario del orden del 7.07% en enero y cuyo balance se ha ido deteriorando con el pasar del tiempo.

En tal contexto, la autoridad monetaria, en línea con su estrategia de fortalecer su comunicación con el mercado, dio a conocer sus actualizaciones en sus pronósticos de inflación, los cuales deja ver una contaminación en las expectativas de corto plazo.

Aunado a ello, esperan una convergencia a la meta puntual del 3% hasta el último trimestre del 2023.

En esa línea, cuatro de los cinco miembros de la Junta de Gobierno del Banco de México decidieron aumentar el objetivo para la tasa de interés en 50 puntos base.

El voto disidente corrió a cargo del subgobernador Gerardo Esquivel, quien votó por aumentar la tasa de interés en 25 puntos base.

Ello, en línea con su discurso de una correcta comunicación con el mercado y cierta limitación en la política monetaria para el control de la inflación.

Es importante mencionar que la dirección de la política monetaria instrumentada no representaba una sorpresa, lo que realmente intensificó el debate era la magnitud que tendría el alza en la tasa ante la nueva composición de la Junta de Gobierno.

En ese sentido, celebro ampliamente la grata sorpresa que dio la nueva gobernadora Victoria Rodríguez Ceja, ya que, a la par de la mayoría de sus subgobernadores, dio un mensaje contundente al mercado de velar por el mandato de estabilidad de precios a pesar de las potenciales presiones políticas que podrían darse debido al estancamiento de la economía mexicana.

Mientras las instituciones proclamen su robusto perfil de autonomía a través de decisiones que sean independientes del orden político, la credibilidad y condiciones propicias que atraigan inversión podrían empezar a convertirse en un catalizador importante que otorgue impulso al ya deteriorado crecimiento económico interno.

Finalmente, es importante mencionar que este ciclo restrictivo, empezado en junio del año pasado, no se traducirá en un control tajante de la inflación de corto plazo debido a la naturaleza de los choques que han incidido en la formación de precios (de oferta), pero se estima que lograrán traspasar a las expectativas de mayor plazo, evitando así una contaminación de mayor magnitud.

En adelante, pronosticamos que el ciclo de alzas seguirá presente, si bien de manera más gradual, con lo que futuros incrementos en la tasa de referencia serían de 25 puntos base.

Estimamos que la tasa cierre el año en un nivel de 7 por ciento.

No obstante, dicho pronóstico se encuentra sujeto a la evolución de los datos de inflación y a la velocidad del proceso de normalización monetaria por parte de la Fed.

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