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Visitando a los amigos latinoamericanos
Recientemente se anunció que la presidenta de la Unión Europea, Ursula Von Der Layen, realizará una gira de trabajo por varios países de América Latina incluyendo México. Esta será la primera gira que la funcionaria haga a la región, lo cual la reviste de mucha importancia por varias razones.
Primero, la gira se da en el contexto de la invasión de Rusia a Ucrania. Podría pensarse que hay pocas cosas más importantes que atender un conflicto bélico a las puertas de la casa, pero es precisamente por esa guerra que la Unión Europea busca fortalecer sus alianzas y encontrar nuevos amigos en otras latitudes.
Adicionalmente, y dadas las condiciones económicas de los últimos dos años -alta inflación, escasez de materias primas y alimentos, desaceleración del crecimiento mundial, etc.- la visita de Von Der Layen a la región tiene como un objetivo fundamental reactivar los lazos comerciales.
La Unión Europea y México cuentan desde el año 2000 con un Tratado de Libre Comercio (TLCUEM). Es notoria la contribución que han hecho a nuestro país empresas españolas, alemanas, italianas, francesas y holandesas, tanto en inversión como en fabricación de productos de exportación, lo cual permitió que el comercio México–UE alcanzara 118,000 millones de dólares en 2022, equivalente al 10% del comercio total de México con el mundo. Cuatro países de la UE (Alemania, Italia, España y Francia) están dentro de los quince mayores socios comerciales de México.
La modernización del TLCUEM se concluyó desde el año 2018, pero hasta la fecha sigue sin firmarse, y mucho menos ponerse a consideración del Senado de la República. Esto es particularmente lamentable, ya que en esa modernización comercial México obtuvo una liberalización arancelaria importante para nuestros productos agrícolas, además de incorporar disciplinas más modernas. Por el lado de la UE también existe un interés manifiesto; de hecho, la presidenta ha llamado a que el acuerdo sea implementado a la brevedad posible.
La realidad no es menos compleja en los demás países que visitará la funcionaria europea. De manera más reciente, Chile también concluyó un proceso de modernización de su propio acuerdo con la UE, que ahora pasará a revisión legal, un proceso que en el mejor de los casos tomará alrededor de un año. El caso más extremo parece ser el del pacto entre la Unión Europea y Mercosur: después de un proceso larguísimo (la negociación tomó veinte años) la UE y el Mercosur suscribieron un acuerdo de libre comercio, pero este monumental logro rápidamente sufrió embates políticos: por un lado, las declaraciones argentinas sobre que los retrasos deben adjudicarse a las presiones proteccionistas europeas, en otro extremo, las críticas que se hicieron en Europa a Brasil por el manejo de los temas ambientales y los devastadores incendios en el Amazonas.
La visita de Von Der Layen también debe entenderse como un esfuerzo deliberado de parte de la Unión Europea para renovar su liderazgo individual a nivel internacional. En los últimos años el mundo se debate sobre si el liderazgo del futuro recaerá en Estados Unidos o en China, pero no podemos minimizar el conocimiento, la ciencia, las instituciones, la economía y las aportaciones europeas como un motor fundamental para el avance de la sociedad mundial.
En este ajedrez geopolítico, en América Latina se están dando profundos debates que forjarán los próximos años en cada uno de nuestros países. En Argentina, el gran reto parece ser que el país logre transitar sin romperse un año donde las elecciones son el foco principal de atención, por encima incluso de la rampante inflación. Chile, por su parte, tiene el muy inmediato objetivo de sacar adelante un nuevo referendo constitucional. Brasil ha encontrado un nuevo espacio bajo el tercer mandato de Lula, pero no olvidemos que apenas hace cinco meses, simpatizantes de Jair Bolsonaro atacaron el Congreso en Brasilia.
En México, la sucesión política del 2024, adelantada por el propio presidente López Obrador, ha implicado que todas las decisiones de gobierno, así como la aplicación de las políticas públicas, tengan tintes electorales. Es indudable que la agenda nacional entrará en pausa, desperdiciando un valioso tiempo. Como siempre, el gran salvavidas de nuestro país es el acceso libre al mercado y a las inversiones de Estados Unidos.
Finalmente, no podemos soslayar el hecho de que en el segundo semestre de este año España presidirá el Consejo de la Unión Europea. En este rol, España tendrá la responsabilidad de guiar los trabajos y políticas de toda la Unión Europea; ojalá la visita de la presidenta Von Der Layen, en conjunto con la titularidad española del Consejo, sea un augurio positivo.
*El autor es académico de la Universidad Panamericana; previamente desarrolló una carrera de veinte años en el gobierno federal en temas de negociaciones comerciales internacionales.