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Vistazo al sector bancario en México
No es un secreto que México es un país donde la penetración bancaria se encuentra aumentando, aunque sigue en niveles bajos si la comparamos con otros países de América Latina. Sin embargo, desde el segundo semestre del 2016, el crecimiento se ha ido desacelerando debido a diversos factores que tenemos en el corto y mediano plazos
El crédito al sector privado no financiero ha presentado una disminución dentro de la colocación de crédito, durante los últimos meses, aunque en el largo plazo dicho indicador muestra un crecimiento sostenido.
Según cifras de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), la cartera crediticia total del sistema bancario del país incrementó 9.4% en el 2017, llegando a 4 billones 745,929 millones de pesos. De esta cantidad, casi 4 billones (más de 80%) son aportados por los principales bancos, el famoso Grupo de los siete. La institución con mayores aumentos dentro de este conjunto fue Scotiabank, que vio crecer su portafolio 25% a/a.
Siguiendo en el tenor del crecimiento en las carteras, observamos que el segmento que más aumentó fue el de crédito a empresas (+14.8% a/a). Es aquí donde bancos medianos como Banco del Bajío y BanRegio aprovecharon para impulsar su crecimiento, si bien el del primero fue de casi el doble que el del segundo. Lo anterior da evidencia del menor crecimiento de la entidad del norte del país, que hace tan sólo un año crecía a tasas de 20 por ciento.
La incertidumbre en torno a la renegociación del TLCAN ha sido uno de los factores que ha tenido afectaciones en el crédito a empresas, ya que se detienen algunos proyectos hasta tener una mejor certeza del tratado.
Esperaríamos que a medida que el proceso de renegociación vaya arrojando resultados, esta región pueda recuperar su momentum. Por otro lado, y pese a todo, persiste un buen dinamismo en vivienda y consumo, donde este último ha sido impulsado por los sólidos incrementos en crédito personal y automotriz, del orden de 13 y 17%, respectivamente.
Un dato positivo, que vale la pena destacar, es que las cifras de la CNBV revelan que el índice de morosidad se ha mantenido estable alrededor de 2.15%, cerca de los niveles más bajos en cinco años. Los siete grandes bancos presentan morosidades similares, siendo el promedio 2.25 por ciento.
No obstante, hay que estar al pendiente de que esto puede traer noticias contrarias en el mediano plazo, ya que estamos en un nivel bajo y si consideramos que el periodo de crecimiento del crédito tanto en los hogares como para las empresas se ha extendido por mucho tiempo, también debemos pensar que el apalancamiento ha subido.
Si a esto le sumamos el factor de incrementos en la tasa de interés y una incertidumbre en la parte comercial y política, podríamos ver alguna nota en donde este índice se deteriore, sin que esto necesariamente marque una nueva tendencia.
En cuanto a estabilidad, el sistema bancario en México ha sido muy prudente y ha mantenido el ICAP en niveles cercanos a 15%, por arriba de lo establecido en los acuerdos de Basilea, cuando el promedio mundial es de 10 por ciento.
Aunque los activos han crecido de manera acelerada, los bancos han cuidado la calidad de sus carteras, así como su rentabilidad.
Además, observamos que los pagos de dividendos no han sido excesivos, lo que ha incrementado las utilidades retenidas y han manejado las provisiones de manera adecuada.
Por estas razones, consideramos que un riesgo de estabilidad en el sector es bajo.
Para el 2018, el sector financiero en México enfrenta riesgos provenientes de la renegociación del tratado comercial, así como la incertidumbre de cara al proceso electoral de este año y las decisiones de política monetaria por parte del banco central, entre otros.
Estos factores podrían presionar el crecimiento en cartera, la cual se compone principalmente de préstamos comerciales. La estrategia de captación será clave para conseguir incrementos en márgenes. En este sentido, los bancos grandes ostentan la ventaja de tener la habilidad de poder captar y retener depósitos de bajo costo.
El costo de riesgo es otra variable que puede tener efectos adversos en la operatividad de las instituciones financieras. Sin duda, éste será un año desafiante.
¿Está preparado el sistema financiero para lo que viene? Creemos que sí, aunque es importante dar continuación a los resultados del mismo.
*Manuel González es analista en Interacciones Casa de Bolsa.