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Opinión

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Voces de Madrid

Por sus peculiaridades, la democracia mexicana concita la atención de sociólogos, publicistas y policy makers en la península ibérica. En vísperas del cambio de poderes, la estabilidad del sistema político —más que las virtudes (y defectos) de los aspirantes a la presidencia— les resulta altamente relevante.

Esther del Campo, decana de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense, alude al reporte más reciente del Barómetro de las Américas (LAPOP-Universidad de Vanderbilt, 2023) para materializar sus inquietudes: apenas 28% de los mexicanos perciben al ejercicio del voto como medio para cambiar la situación imperante. “No todos aquellos que van a votar tienen la certeza de que ese voto depositado en las urnas vaya a ser el motor que propulse un cambio”, insistió.

Otto Granados Roldán, exsecretario de Educación Pública en el sexenio peñista, es el moderador de la primera de tres mesas de discusión que presenciaron anoche, en la sede madrileña de la Fundación Ortega-Marañón, los asistentes al seminario “Voces de la democracia”.

Joan Subirats y Fernando Vallespín completan el panel de apertura, que aborda los dilemas globales para las democracias: la proliferación de movimientos populistas, el aumento de la polarización política, la erosión de la confianza en las instituciones y el surgimiento de nuevas formas de autoritarismo, están entre sus principales preocupaciones.

Vallespín fue profesor visitante en la Universidad Veracruzana. Del Campo, en la UNAM. Ambos han estudiado la evolución del sistema político mexicano; entienden que la descomposición del PRI fue el factor desencadenante de la transición. “La 4T pretende un proceso de reformulación de la democracia en México”, define la politóloga.

Jorge Javier Romero, Víctor Alarcón Olguín, Marcos Arellano, Samuel Aguilar y Luis Castro Obregón ofrecen su diagnóstico sobre los desafíos que afronta la democracia en los dos paneles, que completan las periodistas Sasi Alejandre, conductora de Canal RedTv y Vianey Fernández, jefa de información de OnceNoticias.

El capítulo mexicano del Instituto Ortega-Gasset se ha enfocado en la formación de cuadros partidistas y consultores políticos. Fernández define que el modelo comunicacional de la 4T —materializado en las mañaneras— se ha convertido en un pilar fundamental en la construcción de la democracia. Para sostener su argumento, refiere a los ratings, las métricas de YouTube y las encuestas sobre el acuerdo presidencial.

Aun así —se sincera— ha sido una etapa difícil para el Sistema Público de Radiodifusión, al que está adherido el canal televisivo del IPN. “Se parte de la idea de que somos medios propagandistas y no es así”, se quejó. “quizá en anteriores gobiernos así era (pero) en este les puedo decir que no. Yo soy la jefa de información (de OnceTV) y no tengo un teléfono rojo que me comunique directamente a Palacio Nacional o a la oficina de comunicación social o con Jesús Ramírez Cuevas para que a diario me esté dictando la línea editorial”.

Decidida a romper el paradigma (sic) de que los medios públicos son una ventanilla más de comunicación social, Fernández insiste en que a menudo, los medios privados son los principales propagandistas del gobierno, pero de eso no se habla, “por los contratos jugosísimos de publicidad”.

Los medios públicos, define, tienen como misión difundir las acciones gubernamentales, defender al presidente frente a las campañas negras y vencer el “vacío informativo” de la oposición le ha hecho un vacío.

Y reconoce como una “gran aportación” que el SPR —cuyo titular es Jenaro Villamil— haya incorporado a periodistas que creen en el movimiento. “Frente al descrédito que tienen muchos medios privados, lo que hemos ganado con las coberturas que hemos realizado —la guerra de Ucrania, el terremoto o lo de Otis— ha sido credibilidad. Podrán estar de acuerdo o no con la línea editorial que se maneja… adelante, pero lo puedo decir en el caso del Canal Once es que la audiencia ha aumentado en 167%, respecto al 2018”.

Efectos secundarios

¿TENSIONES? En busca de su reelección, la presidenta de la mesa directiva del Senado, Ana Lilia Rivera, estuvo el pasado fin de semana en su natal Tlaxcala. Casi desapercibida para los medios locales, una declaración lapidaria: “Que me escuche quien quiera, que se enoje el que se enoje, pero el pueblo consciente de Tlaxcala me dice todos los días: ‘muy bien por nuestro presidente, pero aquí todavía queremos sentir lo que se siente tener un gobierno que no falle, que no traicione, que no robe y que no engañe’”.

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Periodista y columnista de El Economista, autor de Doña Perpetua: el poder y la opulencia de Elba Esther Gordillo. Elba Esther Gordillo contra la SEP.

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