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Opinión

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Xóchitl y la economía

Gálvez explicó que andando por los caminos de México “he encontrado una crisis profunda y dolorosa”. Y en especial hizo referencia a “se pierde la libertad cuando el gobierno amenaza a las empresas”.   

La vida moderna es complicada, y muchas veces los hechos dicen más que las palabras. De los reportajes periodísticos sobre el mitin del domingo de la candidata por la oposición, Xóchitl Gálvez, me llamaron en particular la atención las referencias a la presencia en el evento de Carlos Urzúa, exsecretario de Hacienda en el gobierno de la 4T. El dato es significativo. Nos sugiere, por ejemplo, que Urzúa conoce —y tal vez condena— el dispendio en las obras emblema de la administración que amenazan con convertirse en inservibles “elefantes blancos”; la carga de esos dos barriles sin fondo que son Pemex y la CFE y de las bombas de tiempo que conforman el Banco de Bienestar y la nueva y militar Mexicana de Aviación. Y en general, de las fuertes tendencias a que se profundice el estancamiento.

Obviamente, el discurso de Xóchitl se ubica en el género de la convocatoria política. Sin embargo, entreverados en sus pliegues, también hubo mensajes del orden económico. A manera de ilustración, Gálvez explicó que andando por los caminos de México “he encontrado una crisis profunda y dolorosa”. Y como caso especial hizo referencia a que “se pierde la libertad cuando el gobierno amenaza a las empresas”. Aunque el tema ha despertado poco la atención, es obvio que en la estrategia de la actual administración para tratar con empresas y empresarios la intimidación ha sido una herramienta fundamental. Las empresas —sobre todo las más grandes— decidieron reaccionar con un repliegue defensivo cauteloso. Pero ese enfoque ha tenido un costo muy grande en la forma de retraimiento de las inversiones.

Indudablemente, la inseguridad que ha prohijado el gobierno de la 4T ha tenido efectos dañinos de importancia para la economía. Entre las víctimas de la extorsión, ha sobresalido la situación de indefensión de comerciantes y pequeños empresarios. Al respecto, “tenemos que dar la lucha por los comerciantes, que lloran de desesperación y de rabia, por pagos al maldito derecho de piso”. Y con respecto a los productores del campo, “dar la lucha por nuestros campesinos, que además de sufrir a la delincuencia, pierden sus cosechas por la sequía, sin que nadie les eche la mano”. De esto último, la propuesta de “invertir para enfrentar la crisis del agua”. Reaccionar, “para que los campesinos no se sientan abandonados y puedan seguir produciendo”.

En el ámbito de las inversiones públicas, la candidata hizo el llamado a “construir buenas carreteras, buenos puertos y buenos aeropuertos”. Y a continuación, la cereza del pastel: “Aquí les digo: vamos a tener el mejor aeropuerto de América Latina”.

bdonatello@eleconomista.mx

Columnista

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