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¿Se ahuyenta el fantasma de la recesión en EU?
En el 2023 se mantenía el augurio de una inminente recesión, los cálculos que hacían en los mercados daban como resultado inevitable una caída económica.
En Estados Unidos se ha hablado de una eventual recesión desde el 2022 cuando el Producto Interno Bruto (PIB) del segundo trimestre de ese año tuvo un registro negativo.
Ese país recién había logrado un despegue económico robusto tras la pandemia de Covid-19 y el temor que había, en aquel 2022, era lo que se veía en ese momento como una burbuja inflacionaria y que ésta provocara una baja económica hasta niveles recesivos.
Se confirmó que la inflación era más estructural y duradera, pero también se pudo ver que la economía no estaba cerca de una recesión.
En el 2023 se mantenía el augurio de una inminente recesión, los cálculos que hacían en los mercados de la curva de rendimientos de corto y largo plazos les daba como resultado inevitable una caída económica.
Y con todo y una inflación persistente que contaminaba más y más precios de la llamada core inflation, con las altas tasas de interés, que en julio del 2023, alcanzaron el nivel histórico de 5.50%, aun así, la economía estadounidense resistió.
Y ahora en este 2024, nuevamente regresan los estimados de una inminente doble caída trimestral del PIB que indican que Estados Unidos estaría en recesión, y en medio de esos nuevos temores llega un dato que sorprende a los analistas.
El mercado esperaba que las nóminas no agrícolas de septiembre pasado agregaran 150,000 nuevas plazas laborales que, vamos, no habría sido un mal resultado, pero sí habría mostrado una desaceleración.
Sin embargo, el resultado fue de 254,000 nuevos puestos de trabajo y una baja en la tasa de desempleo de 4.2 a 4.1 por ciento.
Un mercado laboral robusto puede no quitar las presiones a la Reserva Federal (Fed), pero sí aminora la urgencia de bajas en la tasa referente de forma acelerada.
Es un solo dato del empleo, pero es uno importante y es fuerte, y eso da margen a la Fed para actuar con más cautela en su doble tarea de procurar el poder de compra de su moneda y buscar el pleno empleo.
Evidentemente que la economía de Estados Unidos es mucho más compleja que el reporte laboral, hay muchos indicadores clave relacionados con la salud de esa economía, pero bajo los criterios del banco central, ese, el de tener a los ciudadanos trabajando, es uno de los más importantes.
Además, le da un respiro a la autoridad monetaria en estos momentos en los que la tensión bélica en el Medio Oriente apunta a un posible incremento en los costos de los energéticos, muy especialmente los precios de las gasolinas, que puedan marcar alguna presión sobre la inflación general.
En términos de política partidista estadounidense, los demócratas tienen varios datos que presumir a sus electores, al menos en este momento. Una dinámica creación de empleos, una inflación con una baja notable, tasas de interés en proceso de reducción y una economía que se ha salvado de la recesión en este largo camino tras la salida de la pandemia.
Para México es la oportunidad de llegar al 2025 con mejores expectativas económicas, desde el momento mismo en que el principal socio comercial, vecino y, de paso, la economía más grande del mundo, se libra de una recesión.