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Opinión

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Las amenazas de Trump

Una razón por la cuál este año será crítico se debe a las amenazas de Trump: aranceles a las exportaciones mexicanas, deportación masiva de migrantes indocumentados y designar a grupos del crimen organizado como organizaciones terroristas. Cada una de ellas representaría un choque real negativo para la economía mexicana; las tres simultáneamente magnificarían el choque y serían demoledoras. 

Primero los aranceles. Trump tiene una idea errónea del comercio internacional al creer que se trata de un juego de suma cero y no uno positivo resultado de las ventajas comparativas que tiene cada país. Tampoco entiende que el déficit comercial (y de la cuenta corriente de la Balanza de Pagos) es el reflejo de tener un superávit en la cuenta de capitales y del déficit fiscal en que incurre el gobierno estadounidense y se lo atribuye a prácticas desleales. También cree que el déficit comercial que tiene Estados Unidos con México y Canadá es un subsidio para estos dos países.

Con esa idea equivocada de lo que es el comercio internacional es que Trump piensa establecer aranceles. Más aún, para él los aranceles son un instrumento que se puede utilizar para conseguir otros objetivos, sean migratorios como en el caso de México o usarlos como represalia si los países europeos miembros de la OTAN no incrementan su gasto militar.

La economía mexicana es particularmente vulnerable a la imposición de aranceles ya que el 80% de nuestras exportaciones tienen como destino a Estados Unidos por lo que si Trump cumple su amenaza, aunque viole el T-MEC, habría una significativa disminución de estas. Como resultado, el empleo y los salarios efectivamente pagados en las empresas exportadoras caería así como el valor agregado generado. La caída en el PIB sería un severo choque real negativo ya que las exportaciones se han constituido como la principal fuente de modernización y de crecimiento de la economía. Que la imposición de aranceles a las exportaciones mexicanas afecte negativamente a las cadenas productivas que se han construido en los últimos 30 años entre productores de los tres países norteamericanos y al mismo PIB estadounidense parecería no importarle a Trump.

Un efecto adicional negativo sería sobre la inversión, tanto nacional como extranjera. Si la expectativa es que los aranceles permanezcan por un período relativamente largo esta se desincentivaría aún más, lo que impactaría el crecimiento de la economía mexicana este año y en los subsecuentes. Otro impacto sería sobre el tipo de cambio que aunque compense parcialmente el efecto de los aranceles, generaría presiones inflacionarias.

La segunda amenaza es deportar a todos los migrantes indocumentados. Se estima que hay un poco más de 11 millones de personas con ese estatus de los cuales aproximadamente cuatro millones son mexicanos. Aunque Trump promete iniciar desde el inicio de su gobierno un proceso de deportaciones masivas, en la práctica eso es difícil por la necesidad de tener el personal que pueda identificarlos y detenerlos para posteriormente deportarlos.

Aunque la deportación no sea rápida y masiva, el que esta se empiece a dar implica tres cosas. La primera es una caída en las remesas que reciben las familias mexicanas (el año pasado ascendieron a casi 65,000 millones de dólares) ya sea porque el trabajador fue deportado o porque los que aún no hayan sido deportados acepten un menor salario o estén escondidos y sin empleo. Menores remesas implican menor ingreso familiar y mayor pobreza.

Segunda, la deportación aumentaría la oferta total de trabajadores en México, lo que repercutiría en menores salarios en el mercado, mayor informalidad laboral y menor ingreso familiar y mayor pobreza. Tercera, la caída de las remesas aumentaría el déficit en la cuenta corriente de la Balanza de Pagos el cual habría que financiar, generando presiones alcistas sobre el tipo de cambio y presiones inflacionarias.

Seis años de “abrazos no balazos” y de consentir al Cartel de Sinaloa tiene consecuencias. La tercera amenaza es la de designar a grupos criminales, sobre todo aquellos ligados al narcotráfico como organizaciones terroristas con el argumento de que la producción y exportación de drogas, particularmente el fentanilo, constituyen un daño a los estadounidenses y ponen en peligro su seguridad nacional. No ayuda, particularmente con Marco Rubio como futuro secretario del Departamento de Estado, que el gobierno mexicano se haya alineado con las dictaduras cubana y venezolana.

De cumplirse tal amenaza, México podría ser sujeto a diferentes sanciones entre las que se encuentran la imposición de aranceles, congelamiento de fondos en cuentas financieras bajo la sospecha de estar ligadas a estas organizaciones, pérdida de acceso de bancos mexicanos al sistema financiero estadounidense, incautación de remesas si se sospecha son utilizadas para lavar dinero del narcotráfico, el veto a créditos por parte del Banco Mundial y el BID, pérdida de los apoyos de USAID al gobierno, sanciones diplomáticas a funcionarios del gobierno mexicano y un largo etcétera.

Tres choques reales negativos que harían más pobre a México. La “masiosare” respuesta de Sheinbaum ante estas amenazas: “Somos un país soberano y a México se le respeta”. Aplausos desde la galería.

Economista y profesor. Caballero de la Orden Nacional del Mérito de la República Francesa. Medalla al Mérito Profesional, Ex-ITAM.

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