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Opinión

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Autonomía con raíces remotas

Se registraron al menos tres intervenciones con relación al peligro de que quedara su funcionamiento excesivamente subordinado al poder político.

El Banco de México cuenta con su actual autonomía formal desde el año 1994. Es decir, el pasado 2024 se cumplió el 30 aniversario de tan importante reforma. No conozco si se realizaron celebraciones por el acontecimiento, pero si las hubo debieron ser sumamente discretas. La omisión del aniversario o su discreción extrema tal vez pueda explicarse por una razón de origen político. La muy exacerbada animadversión, casi patológica, que el expresidente López Obrador les brindaba a los órganos de gobierno con autonomía. Sin embargo, con la que cuenta actualmente el Banco de México es remota. Sus antecedentes se remontan al propio Congreso Constituyente, en Querétaro, a principios de 1917. 

Al discutirse en el Constituyente al caso del Banco Único de Emisión al amparo del artículo 28 constitucional, se registraron al menos tres intervenciones con relación al peligro de que al establecerse la institución quedara su funcionamiento excesivamente subordinado al poder político. Iluminadoramente, dos de ellas en favor de que en el marco legal que se estableciera al respecto quedaran plasmados principios para evitar dicha subordinación.

Cuando se promulgó la Constitución en 1917, ya contaba con aproximadamente siete años de haber sido establecido el banco central de Estados Unidos: el Sistema de la Reserva Federal. Y en ese antecedente histórico de tan importante referencia tuvo siempre relevancia especial la autonomía con la que nació y se desarrolló esa institución.

En las mencionadas discusiones que se escenificaron en el Congreso Constituyente se hizo referencia a al menos 10 bancos de emisión extranjeros que habían conseguido prestigio y arraigo en sus respectivos contextos. En la totalidad de esas referencias se puso de relieve el problema relativo a evitar la posibilidad de un ejercicio abusivo de la capacidad de emisión de billetes a ellos confiada.

Hacia esos tiempos ya era unánime la opinión de prevenir la utilización abusiva de la capacidad de emitir billetes. En términos generales, esta se expresó, en primer lugar, en establecer límites o techos a la emisión total. De manera paralela, mientras estuvo en vigor el patrón oro también se puso énfasis en los requisitos de garantía para la emisión. El antecedente puede ser de importancia para explicar la función actual que cumple la reserva internacional como respaldo parcial de los billetes y monedas que expide el Banco de México.

Y de manera adicional, pero fundamental, la necesidad de establecer un límite al crédito que se pudiese extender al gobierno. Nada menos que la razón de ser de la moderna autonomía de la que gozan tantos bancos centrales en el mundo.

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