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Opinión

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La buena experiencia de la política laboral mexicana

La experiencia mexicana parece mostrar que es posible regular para reducir la precariedad laboral y avanzar en la reduccion de la brechas laborales de género.

Recientemente se publicaron los resultados de los Censos Económicos de 2024. Se trata de una buena oportunidad para evaluar los resultados de las políticas laborales mexicanas de los últimos años. En realidad, por primera veces en décadas, se tomaron medidas para favorecer la formalización de la actividad laboral y la equidad de género en el trabajo. Antes, el paradigma era más bien el de desregular, supuestamente con la intención de facilitar la creación de empleo, aunque fuera precario y sin perspectiva de género. Por ejemplo, en los censos de 2024 encontramos que se redujo el porcentaje de personal que no depende de una razón social.

Antes ese porcentaje era del 17.1% de las personas ocupadas, mientras que ahora es de solamente 3.5 por ciento. Esto es, más personas reciben pagos por estar contratados por una empresa, lo que refleja el éxito de la reforma en materia de outsourcing, que obliga a las empresas el hacerse cargo de la contratación y las prestaciones de las personas que colaboran en las actividades propias del fin del negocio, cuando antes podían dejar esa responsabilidad a un tercero o contratar sin responsabilidad laboral. Eso significa que alrededor de 3.6% de los trabajadores han pasado de laborar en un régimen sin derechos y salarios más precarios, el del outsourcing, a esquemas de contratación más estables y regulares.

El otro dato relevante de los censos de 2024 es el incremento de la participación económica de las mujeres. De hecho, después de décadas de incremento de la fuerza laboral femenina en la economia mexicana, su participación se estancó entre 2013 y 2018 (41.1% en 2013 y 41.3% en 2018); sin embargo, entre 2018 y 2023, este indicador alcanzó el 43.6%, un significativo aumento de 2.3 puntos. Se retomó una tendencia, en favor de la integración laboral de las mujeres, que se había perdido durante la década anterior. 

Esto es, existe evidencia en el sentido de que tuvieron resultados positivos las políticas impulsadas durante los últimos años en pro de la equidad de género en los mercados laborales mexicanos, lo que impulsó a que más mujeres participaran en la economía. La experiencia mexicana parece mostrar que es posible regular para reducir la precariedad laboral y avanzar en la reducción de la brechas laborales de género. Es una muy buena noticia.

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Licenciado en Economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), cuenta con una Maestría en Política y Gestión Pública por la Universidad de Essex, Reino Unido y un Doctorado en Administración y Gerencia Pública por la Universidad de York

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