Lectura 5:00 min
Commodities y la nueva Casa Blanca
Sin una política clara sobre biocombustibles, la planeación estratégica para el negocio de oleaginosas es muy incierto, las inversiones están detenidas y se suponía que en algún momento no habría suficiente aceite vegetal en el mundo, pues se estaría quemando como biodiesel

Buenos días, buenas tardes, buenas noches. Un placer saludarte siempre en todos los tiempos. Entremos en materia si me permites.
Digamos que esta semana estaremos hablando sobre la posibilidad de tarifas arancelarias, o el aplazamiento de estas. Me imagino que los representantes de México y Canadá estarán en diálogos profundos con Washington para no crear ambientes disruptivos en las cadenas de suministro. Sabemos que los tres países han trabajado en la integración comercial por décadas y el día de hoy, estamos debatiendo si los aranceles se implementan o no se implementan.
Ello, lógicamente, depende de las concesiones que logre la administración Trump. La Casa Blanca está haciendo una colecta, y no va a regresar al cofre de atesoramiento con la bandeja vacía, con lo cual, tanto México como Canadá terminarán poniendo lo menos posible, pero poniendo algo que les desviará del presente estatus quo.
Digamos que esto de momento es simplemente un calentamiento, la negociación fuerte está próxima, el año entrante se revisa de nuevo el acuerdo comercial trilateral, y muy seguramente el apriete va a estar intenso. La administración Trump quiere cobro por entrar en la puerta dorada, quiere cobrar por tener acceso en su mercado, así que o pagas por participar de alguna manera (barreras arancelarias y no arancelarias), o implementas un plan de acción que lleve dentro de dicha puerta el proceso industrial que de momento se genera fuera de ella.
En ese camino estará buscando desacoplar la famosa ruta de seda contemporánea, y detener a China de conectar infraestructura por el mundo. Trump ha determinado estratégico el dominio hemisférico, mismo que arranca en Panamá, y termina al borde de Groenlandia.
En días recientes circuló un rumor muy punitivo para las navieras que tengan en su flota barcos que sean administrados por intereses chinos, o que hayan sido construidos por astilleros chinos, si su intención es hacer contacto en algún puerto estadounidense. Con penalidades estratosféricas el mercado considera que es una medida irracional e inoperativa, y si bien en ello estamos de acuerdo, te muestra las cosas que están flotando dentro de los círculos de política publica norteamericana.
Este espacio obedece al trato de commodities, y no es la intención hacer un análisis de la administración de nuestro vecino al norte; sin embargo, es muy importante destacar que el presidente Trump, es el presidente más poderoso que ha tenido Estados Unidos en décadas. Trump ha logrado la confirmación de tres integrantes clave dentro de su gabinete, tres elementos increíblemente polémicos y debatidos.
El hecho de que haya logrado que el Congreso los confirmara le afirma como la dirección ejecutiva más dominante en memoria reciente y eso debe ser un precedente que no debemos ignorar para cuando las negociaciones comerciales se den.
La política pública norteamericana tiene prisionera a la industria de oleaginosas, el día de hoy no sabemos qué relevancia les dará a los biocombustibles, nos queda claro que tiene cero interés en la energía eólica y solar, y mira que uno de sus asesores más cercanos y polémicos tiene un negocio grande de paneles solares.
Sin una política clara sobre biocombustibles, la planeación estratégica para el negocio de oleaginosas es muy incierto, las inversiones están detenidas y se suponía que en algún momento no habría suficiente aceite vegetal en el mundo, pues se estaría quemando como biodiesel. La volatilidad en los precios de aceites vegetales es inédita y nos tienen deshojando la margarita sobre si hay subsidios o no los hay.
La realidad es que, sin subsidios, los biocombustibles son caros, y serán comparativamente más cuando la industria de hidrocarburos recibe la luz verde para extraer mucho petróleo; de hecho, el plan de arranque dice que al menos 3 millones de barriles por día más, y eso se terminaría juntando con lo que integre la OPEP una vez que los recortes voluntarios y no voluntarios vayan entrando en ocaso.
La administración Trump quiere un precio de petróleo bajo, lo suficientemente rentable para que, de mucha escala, pero precio bajo y eso nuevamente arrastra a las oleaginosas, y la parte energética del maíz vía etanol.
El comercio en el mundo si te das cuenta, está cautivo del potencial cruce arancelario, las tarifas reciprocas están siendo estudiadas y sin duda vendrán.
Aquí cierro el presente tratado. Abrí hablando de la administración de la Casa Blanca y del poder presente de quien en ella habita. Lo destaco para que no pierdas detalle, pues más allá de fundamentales propios de los commodities, las políticas públicas norteamericanas serán ampliamente disruptivas, lo suficiente para cambiar el orden del comercio, y los precios en muchas materias primas.
¿Estás en buenas manos?