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La Cultura de la Paz, Celebraciones Decembrinas III, Noche Vieja
“Si abrimos una disputa entre pasado y presente, encontraremos que hemos perdido el futuro.” Winston Churchill
Termina este 2024 en el que la destrucción de instituciones, la opacidad, la corrupción y la violencia dominaron la escena en diversas regiones del mundo y en México, en perjuicio de millones de personas.
Como cada 31 de diciembre es costumbre evaluar logros, avances, frustraciones y pérdidas. Confiamos en que nuestros lectores hayan alcanzado o al menos se hayan acercado a las metas que se plantearon. Sin embargo, es triste reconocer que muchos mexicanos, a pesar de sus esfuerzos, no han podido alcanzar sus metas debido a las difíciles circunstancias que atraviesa nuestro país. La violencia, los deficientes servicios públicos de salud y la inseguridad han arrebatado vidas, hogares, patrimonios y esperanzas a innumerables familias.
Estas condiciones propician que, en cada vez más hogares mexicanos, el ambiente festivo que antes nos caracterizó se diluya y se transforme en pesadumbre, desolación y aún muerte, pues las condiciones de inseguridad y de falta de certeza jurídica en México han aumentado muy gravemente.
Culmina un año en el que las familias de los trabajadores de los organismos autónomos -recién demolidos por el obradorismo- se enfrentan a un futuro incierto y otras están en riesgo de que el gobierno disponga de sus ahorros en INFONAVIT gracias a la iniciativa de la presidenta.
Sin duda entre los pocos mexicanos que lograron lo que se propusieron para este año que culmina está el expresidente, quien contó para ello con la servil disciplina de sus correligionarios. Hizo realidad sus sueños sin importar que para toda la Nación signifiquen una colección de pesadillas traducida en una tragedia colectiva que pocos se atreven a reconocer o carecen de visión para identificarla:
- Su candidata a la presidencia resultó vencedora en el cuestionado proceso electoral sustentado en un tramposo andamiaje que incluyó violaciones a la ley. Anticipó el proceso sucesorio, socavando la equidad y la transparencia electoral; impuso un falso proceso de selección de “corcholatas” a sus partidos oficialistas; controló la elección presidencial, e intervino frecuentemente en la campaña. También colonizó al INE y manipuló al Tribunal Electoral.
- Asestó una estocada a la pluralidad política mexicana al propiciar que el INE y el Tribunal Electoral autorizaran una sobrerrepresentación legislativa del oficialismo que no se ganó en las urnas.
- El paquete de iniciativas que presentó el 5 de febrero pasado para reformar la Constitución y por esa vía demoler instituciones del Estado mexicano, conocido como Plan C, fue aprobado por la imposición de la ilegal sobrerrepresentación legislativa del oficialismo, en un alarde de obediencia al expresidente y con el aval de la mandataria.
- 4) Nos dejó un Poder Legislativo, por virtud de los legisladores oficialistas, que opera como instancia de ratificación y confirmación de sus instrucciones, con lo que debilitó la división de poderes y el Estado de Derecho. El Congreso de la Unión -institución llamada a velar por la integridad republicana- hizo suyas las reformas que confirman que la “transformación” consiste en un asalto institucional, resultado de ocurrencias sin sustento, de la precipitación, de la ignorancia, de la arbitrariedad y de la venganza. Situación inédita en la historia política legislativa de México.
- Logró acercamos a un modelo gubernamental populista y autoritario, modelo en el que el gobierno miente constantemente, ofrece soluciones falsas y manipula a la población para ocultar la realidad y para que siga votando por el oficialismo. Esta estrategia, común en países con supuestos “gobiernos progresistas” que en realidad son autoritarios y represores, como Colombia, Cuba, Venezuela y Nicaragua, busca crear una ilusión de bienestar. Tristemente la realidad se encargará de demostrar a sus pueblos su fracaso.
No se pierda de vista que en los países en los que se ha cedido a la polarización y, por lo tanto, a la discordia se dejó el espacio público en manos de supuestos líderes o gobernantes cuya pasión visceral, impregnada de resentimiento, basada en la ignorancia, apatía y aún obediencia de sus pueblos, fueron o son conducidos al abismo.
Urge devolver la concordia a la vida nacional.
La unidad nacional que menciona y necesita la presidenta es una ilusión en su discurso, pues la polarización impulsada desde hace seis años genera un ambiente tóxico y de degradación en la vida política, donde el diálogo y el consenso se reemplazaron por la división, la confrontación y el odio. Quienes piensan distinto al obradorismo son descalificados e insultados cotidianamente y tratados como “aspiracionistas”, “fachos”, “enemigos” y hasta “traidores a la patria”.
La paz no se construye, alcanza ni apoya en la violencia. La violencia nunca conduce a la paz. Una creciente parte de la población percibe, tristemente, que un futuro promisorio en el corto y mediano plazos no parece posible en nuestro país.
Muchos se sienten aislados y desamparados, viviendo en un mundo hostil.
La esperanza se ha transformado en incertidumbre y el miedo se ha convertido en un compañero constante.
Aunque el régimen parece adentrase a una era oscurantista, es importante tener presente que México es más grande que su gobierno, su mandataria y sus fieles seguidores y que estamos obligados a evitar que en el país en el que vivirán nuestros hijos y nietos sigan avanzando el autoritarismo, la brutalidad, la inequidad y el salvajismo.
Con esta tercera y última entrega sobre las “Celebraciones Decembrinas”, aprovechamos para desearles a todos que este 2024 termine en paz y que el 2025 sea mejor, sin perder de vista que para que las expectativas aderezadas de buenos anhelos, esperanza y solidaridad de manera individual, familiar, comunitaria, nacional y mundial se hagan realidad, hay que sacudirnos la apatía, hay que actuar.