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Opinión

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La Cultura de la Paz, desmantelamiento de contrapesos

“La venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena", Mahoma 

La venganza es un poderoso catalizador de conflictos. Un acto de venganza puede desencadenar una serie de eventos negativos que agraven la situación original; fomenta un ciclo de acción y reacción que puede escalar y propiciar situaciones peligrosas en el tejido social.

En la historia existen múltiples actos de venganza, algunos más conocidos que otros, y muchos de ellos con consecuencias trascendentales. Algunos de esos actos han sido impulsados por la sed de revancha y han dejado una huella imborrable en el devenir de las civilizaciones.

En México estamos inmersos en una ola de acciones de venganza del “obradorismo”, así lo han señalado algunos de sus principales correligionarios, traducidos en la neutralización o desmantelamiento de la Suprema Corte y los organismos autónomos que operaron como contrapesos del Ejecutivo y que para el expresidente y su gobierno significaron un obstáculo.

Los organismos constitucionales autónomos no había dependido de ninguno de los tres poderes y su objeto fue garantizar los derechos fundamentales, así como controlar el poder del gobierno en beneficio de la ciudadanía. Su creación obedeció a la necesidad de instituir contrapesos para limitar el poder, tales como sistemas imparciales para la medición de las políticas públicas en materia económica, la transparencia, el acceso a la información pública, las telecomunicaciones y la competencia económica, entre otros.

El desmantelamiento de siete organismos autónomos: Cofece, CONEVAL, IFT, MEJOREDU, CRE, CNH e Inai que han operado como contrapesos, es un conjunto de acciones autoritarias que son posibles por el sorprendente y denigrante servilismo de los legisladores de los partidos oficialistas al “obradorismo”. Se trata de un golpe a los derechos ciudadanos y a la transparencia en la gestión pública.

So pretexto de que su eliminación significará un ahorro en las finanzas públicas, es importante saber que en el presupuesto de este año el total de las asignaciones para los siete organismos en proceso de desaparición ascendió a 4,500 millones de pesos, es decir el 0.005% del presupuesto de egresos 2024, que es del orden de nueve billones de pesos; al 1% de lo que ha costado la refinería Dos Bocas y al 0.91% de lo que cuesta el Tren Maya.

Entre los organismos en proceso de desmantelamiento se encuentra el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Inai). Su liquidación propiciará opacidad y corrupción.

A pesar de que cuando los actuales jerarcas gobernantes encabezados por el expresidente, siendo entonces oposición, presionaron al gobierno para la creación del IFAI, que luego se transformaría en el INAI, ahora operan su extinción. Se presume que se trata de saldar una cuenta pendiente del exmandatario que están ejecutando los legisladores oficialistas a su servicio con el aval de la presidenta, de una venganza por el acceso a la información que permitió detectar y publicar posibles actos de corrupción, nepotismo y tráfico de influencia en su gobierno realizados por personas cercanas al expresidente y de jerarcas de su movimiento.

En la reforma constitucional aprobada por los diputados oficialistas para demoler a los organismos autónomos se dejó en el aire la Plataforma Nacional de Transparencia, herramienta considerada un bien del Estado mexicano que contiene 15 mil millones de registros relacionados con contratos, facturas, expedientes y reportes.

Somos testigos de cómo, embriagados de poder, el oficialismo pisotea el legado histórico, dinamita las instituciones y distorsiona la vida democrática de México, cuya construcción requirió décadas y la participación de todas las fuerzas políticas. También estamos frente a una cadena de traiciones a las instituciones que se juraron respetar y defender, de tal suerte que dejaremos de ser un Estado de derecho en la medida en la que se vayan implantando las acciones de destrucción.

La venganza es una forma de ejercer poder sobre otra persona, grupo, sectores de un tejido social o sobre toda una sociedad; impide que se haga justicia de manera justa y equitativa y puede destruir relaciones, comunidades, incluso naciones, también a la cultura de la paz. Se trata de un sentimiento complejo, de un ciclo que puede ser difícil de romper y llevar a tomar decisiones dañinas tanto para uno mismo como para los demás, en el caso que comentamos los daños serán para todos, incluidos quienes han respaldado las medidas de destrucción institucional, sus familias, sus hijos, sus nietos y sus amigos. Resulta absurdo que crean que el manto de la impunidad les cubrirá siempre.

En sentido opuesto a la concentración del poder político que propicia el gobierno y en perjuicio de cada vez más personas, se tolera que el crimen organizado ejerza la soberanía y la gobernabilidad en cada vez más regiones del país donde sus habitantes son víctimas de la abrumadora y progresiva violencia en todas sus expresiones.

Los mexicanos estamos transitando por una cada vez más penosa y compleja situación, sometidos a las acciones de venganza del “obradorismo” con la idea de que los ciudadanos son sus subordinados, y a la creciente violencia del crimen organizado, para quienes somos o seremos sus víctimas.

El debilitamiento del tejido social y de las personas mediante acciones negativas e implacables, como la permanente polarización que caracteriza al “obradorismo”, es reversible.

Urge retomar el rumbo hacia un mejor México y rescatar la cultura de la paz. Para ello la voluntad política de la presidenta es fundamental.

Cada vez más voces insisten, como la nuestra, en la necesaria construcción y aplicación de una política pública de gran calado que se caracterice por el diálogo, la concordia y el respeto a la Constitución, a las instituciones y a las personas. Esos ideales todavía no han encontrado eco en la presidenta, en sus colaboradores, en sus legisladores ni en sus correligionarios.

Es indispensable para la república asumir que los mejores medios de ejercer el poder y alentar el progreso son la concordia y la cultura de la paz.

*Abogado, negociador y mediador.

X: @Phmergoldd

Contacto: mediador.negociador@gmail.com

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