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La Cultura de la Paz, santos Reyes y arranque del 2025
“Nos va a ir muy bien; lo sé porque hay unidad en el pueblo de México.” Claudia Sheinbaum.
Con la celebración de los Santos Reyes muchos niños recibieron regalos y se partió la Rosca de Reyes. Familias y grupos de amigos o compañeros de trabajo se reunieron el 6 de enero para merendar Rosca de Reyes con chocolate caliente o con atole, tradición importada de España.
La Rosca de Reyes, bollo elaborado con una masa dulce en forma circular u ovalada, contiene una o varias figuritas de un niño de cerámica o de plástico escondidas en la masa para que algunos comensales las encuentren en sus rebanadas.
A quienes les toca el muñequito deben ofrecer tamales a los compañeros de la merienda el 2 de febrero, día de la Candelaria.
El 6 de enero culminó el periodo festivo denominado popularmente “Puente Guadalupe-Reyes”, durante el cual hubo más de 2000 crímenes relacionados con la delincuencia organizada.
Este año los Reyes Magos nos han traído -a todos- el reto de sortear el oscurantismo autoritario resultado de las atroces reformas que arrasan con la Constitución Política; el Poder Judicial; la división de poderes; la autonomía de las entidades federativas; la pluralidad política; los entes autónomos; las libertades individuales con la prisión preventiva oficiosa, y la competitividad, entre otros estragos. Reformas aprobadas en el pasado periodo ordinario de sesiones por el Congreso de la Unión, lo cual fue posible por la espuria sobrerrepresentación del oficialismo.
Este 2025 veremos cómo, entre otras calamidades, el apetito presidencial por recursos financieros pretenderá saciarse con recursos propiedad de trabajadores y otros sectores. Recordemos que el anterior mandatario, luego de dilapidar los recursos de los fondos provenientes de ahorros de los gobiernos anteriores dispuso del ahorro en AFORES de los trabajadores de más de 70 años, en el primer semestre de 2024, para integrar el “Fondo de Pensiones para el Bienestar”.
Hoy seguimos viendo el derroche de nuestros recursos y el aumento de la deuda pública para financiar las inoperantes obras emblemáticas, la línea de aviación del anterior gobierno y financiar las dádivas del “bienestar” para comprar voluntades.
Otro regalo de Reyes es la iniciativa de reformas a la Ley del INFONAVIT que presentó la presidenta el 12 de diciembre como un albazo y en lo oscurito, con la intención de que los legisladores a su servicio la aprobaran al vapor –sus senadores sí le cumplieron-, se trata de distorsionar el objeto del Instituto y desequilibrar la representación tripartita en sus órganos de gobierno de tal suerte que se otorgue a la representación gubernamental una mayoría que no le corresponde. Se pretende un control en los órganos colegiados internos del Instituto tales como los comités de vigilancia, transparencia y control interno; también la designación directa del director general y la desaparición de las direcciones sectoriales de los trabajadores y del sector patronal. Prevé que el director general tenga la facultad de vetar las decisiones del Consejo de Administración, con lo que se revela la intención de imponer un símil de una dictadura en la organización interna del INFONAVIT. Así mismo se prevé eliminar la participación que corresponde a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores en cuanto a la aprobación de los sistemas de organización, de contabilidad y de vigilancia de las operaciones del Instituto, como le corresponde respecto de una institución financiera.
La redacción de la reforma está principalmente dirigida a crear las condiciones para que el gobierno disponga de los 2.4 billones de pesos propiedad de los trabajadores afiliados al INFONAVIT y evidencia mala fe e ignorancia. Se hace caso omiso a la naturaleza del Instituto, que es una hipotecaria social, circunstancia por la que su estructura corresponde a los modelos de organización especializada en la que el máximo órgano de gobierno, responsable de la estrategia general y la supervisión de la gestión, es el consejo de administración y el
director general es el responsable de la gestión diaria y la ejecución de las estrategias definidas por el consejo. Su participación en los órganos de gobierno es para informar del cumplimiento de esos acuerdos, sólo tiene voz, no voto.
La aberrante idea de que el director de INFONAVIT tenga la facultad de vetar los acuerdos de su consejo de administración es un despropósito para ejecutar el asalto a los trabajadores.
En el afán de confundir a la opinión pública la mandataria pretende convencer a los trabajadores de que con su reforma “sus ahorros están resguardados”, tanto en el discurso como en un anuncio oficial. ¡Nada más falso!
Los únicos dueños de los recursos del INFONAVIT son los trabajadores, NO recibe recurso alguno del gobierno, no es parte de la administración pública, por eso la Auditoría Superior de la Federación carece de competencia para auditarlo.
De prosperar la reforma a la ley que se comenta, el nuevo titular de INFONAVIT, quien demostró su incompetencia y opacidad al frente de Petróleos Mexicanos al dejarlo en quiebra y con la mayor deuda histórica, se le encargará el disponer ilegítimamente del ahorro de los trabajadores.
Así la mandataria continúa con la destrucción del pasado en vez de invertir en el futuro, situación con la que se comprueba que los mexicanos nos parecemos a los cangrejos que están en una cubeta y que cuando uno está por salir los demás lo jalan para que no lo logre. Eso hizo con el país el anterior gobierno y lo continúa el “segundo piso de la transformación”. Cuando parecía que podríamos salir se propició y propicia que no podamos hacerlo, ni a nivel individual ni a nivel nacional.
Frente a la devastación institucional, el aumento del control territorial de cada vez más zonas del país por el crimen organizado y a la advertencia del próximo presidente de Estados Unidos de declarar a los cárteles del narcotráfico como organizaciones terroristas extranjeras, seguramente como resultado de que el gobierno de México optó por dar abrazos en vez de actuar contra esas organizaciones criminales, la única vía de supervivencia -principalmente para el gobierno-, es el regreso a la sensatez, evitar el resentimiento y la división nacional, reconstruir el tejido social y propiciar la concordia.
Sólo así –quizás- nos vaya bien.
*Pascual Hernández Mergoldd es abogado, negociador y mediador.
Contacto: X@Phmergoldd
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