Los datos de la desaceleración

Las cabezas principales de El Economista del pasado viernes y del martes rezaron textualmente: “Se contrae 3.3 % en octubre actividad industrial...” y “Ventas minoristas acumularon en octubre cinco meses con caídas”. Las manifestaciones de la desaceleración con rumbo a un mayor estancamiento son clarísimas. Sin embargó, la actitud de las más altas autoridades del país es seguir fingiendo como que no pasa nada. Con una sonrisa estereotipada más falsa que un billete de 375 pesos, la presidenta Sheinbaum dio a conocer apenas ayer la denominada Estrategia Nacional de Construcción de la Paz. ¡Construir la paz en medio de un estancamiento profundo! No parece ser una combinación muy deseable de resultados. 

Respecto a los números de la contracción industrial, se publicó aquí en El Economista que el descenso interanual de ese rubro, que cerró en 3.3%, resultó el más pronunciado desde el 4% correspondiente al mes de septiembre del año pandémico de 2020. Según reportes fidedignos provenientes del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), dentro del sector referido mostraron contracción prácticamente todos sus componentes. Y en el mismo sentido, a noviembre la creación de empleo formal en la industria bajó 63.7 por ciento.

Por su parte, apenas el día de ayer 18 de diciembre, se informó de la contracción que vienen mostrando las ventas minoristas en tiempos recientes. En términos de comparación interanual, el dato del pasado octubre resultó 1.6% inferior al de octubre del 2023. El debilitamiento del renglón se muestra con mayor claridad en las comparaciones interanuales, en razón de que se observó contracción en los principales rubros integrantes del agregado. Es decir, en 14 de los 22 renglones que se incluyen en la Encuesta Mensual de Empresas Comerciales del Inegi.

Por ningún concepto puede concebirse como aceptable la estrategia del avestruz que se ha venido siguiendo. Estrategia que consiste en sumir la cabeza en la tierra y pretender que no ocurre nada. Tampoco sería admisible que se tomara la recomendación que posiblemente daría la expresidenta de Argentina, Cristina Fernández, de infiltrar o doblegar a las entidades gubernamentales encargadas de las estadísticas económicas. (Imagínese el lector: una iniciativa legislativa para desaparecer al Inegi por oneroso). Sin embargo, deberían empezar a pensarse formas serias de enfrentar el fenómeno de la desaceleración con rumbo al estancamiento. Iniciando por admitir que está teniendo lugar y que ya han dañado a muchas familias mexicanas. Y lo que es peor: ¡las repercusiones que faltan!