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El debate público en la libertad de expresión
Siempre hay otros
El diablo mira con envidia a quien sufre mucho y lo expulsa el cielo.
Friedrich Nietzsche
Somos testigos de una transición democrática, con la fortaleza de los votos emitidos en las urnas el pasado dos de junio, en la confianza a las instituciones electorales, a los actores políticos, pero sobre todo a los resultados de un nuevo modelo de país basado en el humanismo.
Sin duda el tema fundamental es la educación en todos sus niveles, parte del despliegue de los compromisos asumidos por la presidenta Claudia Sheinbaum, quien una vez más, ahora desde la más alta responsabilidad en México, política y administrativamente, nos muestra el compromiso con los valores que le darán desarrollo y crecimiento a la población.
Becas para preescolares, primaria y secundaria, iniciando el próximo ciclo escolar con los últimos en este gran reto, lo que nos llevará a tener generaciones de jóvenes más preparados, combatiendo la deserción escolar, un problema latente después de la pandemia, que está siendo atendido de manera directa hoy.
La Secretaría de Educación Pública será parte de la transformación en las tareas por venir, con altura de miras el nuevo titular, Mario Delgado, quien tiene una experiencia importante en los temas inherentes a su encargo.
Quienes tenemos alguna responsabilidad, tenemos muy claro los alcances propuestos, el trabajo que deberá desarrollarse, en la innovación, pero además atendiendo las causas de lo que ha dejado a miles de niños y jóvenes al margen de una educación incluyente, plural e innovadora.
Ante un nuevo gobierno, que pretende alcanzar el segundo piso de la Cuarta Transformación, la educación es la estructura que se debe clarificar en la transparencia de sus acciones, con pleno respeto a las libertades, donde se debe privilegiar el diálogo con las maestros y maestros, sobre todo cuando una de las reformas tendrá que ver con la supresión del examen de admisión en lo público de la educación.
Los servidores públicos tienen que comprometerse con una generación de mexicanas y mexicanos, que están inmersos en la esperanza de un porvenir mejor, donde ya los salarios antes denominados mínimos, deberán estar por encima de la inflación o el par, según los acuerdos del modelo económico actual.
No más al neoliberalismo, ese que abrió la brecha entre la riqueza de unos cuantos y la pobreza de las mayorías, que ahora se reduce por las políticas de atención a la canasta básica, puntualizando este y otros temas sean parte de los cien compromisos en el zócalo capitalino ante una multitud de más de 400 mil ciudadanos que atienden esas convocatorias.
Mario Delgado es un parteaguas ante los objetivos que se plantean en la nueva administración federal, que tiene en el centro a la mujer, en una equidad sustantiva, no de letra muerta, sino de una dinámica viva, activa, donde el poder legislativo sustenta las iniciativas de ley, con aprobaciones en el consenso de las fuerzas políticas por el bienestar del pueblo de México.
Tenemos claro el rumbo del país, con más fortalezas que debilidades, con mayor inteligencia para la atención a los grupos vulnerables, y con programas sociales en la Constitución, más la sumatoria de una presidenta sensible a las necesidades de estos tiempos.