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Opinión

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Desarrollo regional

Hace algún tiempo el maestro universitario Andrés Serra Rojas dijo: “Mientras el norte trabaja, el centro habla y el sureste duerme”. Hoy, esa consideración sigue siendo válida. En el primer semestre de este año, mientras que Chihuahua y Baja California Sur recibieron inversiones extranjeras directas por 500 millones de dólares; en Veracruz, Tabasco, Campeche y Chiapas en su conjunto sólo captaron 5 millones de dólares. Al paralelo, Yucatán y Quintana Roo estuvieron mucho mejor dentro del sureste, al recibir 80 millones y 127 millones de dólares, respectivamente. 

La explicación de estas diferencias es que los estados del norte del país hacen frontera con Estados Unidos, el destino más importante de las exportaciones mexicanas. Asimismo, es el espacio más atractivo para la relocalización de las empresas internacionales en la presente coyuntura por las tensiones geopolíticas y la disrupción de cadenas de suministro. Pero también porque los gobiernos de esos estados se han caracterizado por promover las inversiones foráneas.

Como resultado del avance en la instalación de empresas en el centro y norte del país, se estima que se han creado espacios industriales en 5 millones de metros cuadrados. Aun así, existen desafíos para el desarrollo de la industria manufacturera como es la infraestructura energética, debido a que falta el suministro eléctrico adecuado y limpio, lo que es una limitación para el crecimiento de parques industriales.

Para la política industrial que se está conformando es necesaria la colaboración entre gobierno, sector privado e instituciones académicas para crear lo que en la jerga manufacturera se conoce como la triple hélice.

Atender la disparidad económica regional es un reto para la política industrial. A pesar de la evidencia de los estados que se han organizado para tener éxito, por ejemplo, Jalisco, que es líder en transición a energías limpias o que entregó a la presidenta electa 26 proyectos de infraestructura para Jalisco, en los estados del sureste abunda la indiferencia y sólo esperan de la Federación los recursos provenientes de los impuestos federales.

Muy importantes para el desarrollo del sureste son las obras emblemáticas de esta administración: el Tren Maya, Dos Bocas y el Tren Interoceánico.

Pero, además, podrían darse posibilidades de desarrollo si se realizan actividades como las siguientes: 1. La reconversión del sector agropecuario consistente en la sustitución de cultivos, así como un cambio en el uso del suelo de actividades agrícolas a ganaderas y silvícolas; 2. Apoyo a la micro, pequeña y mediana empresa; 3. La organización de productores sin capacidad de financiamiento en asociaciones cooperativas; 4. Desarrollo de la industria maquiladora, y 5. Creación de polos de atracción turística.

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Escritor y licenciado en economía, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México. De 1984 a 1990 fue embajador de México ante el Reino de Dinamarca, donde se le condecoró con la orden Dannebrog.

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