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Desgaste o descuido con el Banxico
Esa promesa de respeto a la autonomía del Banco de México que la presidenta Claudia Sheinbaum hizo en su toma de posesión debe incluir que se garantice su funcionamiento pleno y ordenado.
Y eso pasa, sin duda, por no dejar vacante una posición dentro de la Junta de Gobierno, que es el corazón de la toma de decisiones del banco emisor.
Hace ya ocho días que Irene Espinoza Cantellano culminó su periodo como subgobernadora del Banxico y su silla sigue vacía.
Y aunque la ley del Banco de México contempla los mecanismos necesarios para que no haya una parálisis en la toma de decisiones, la realidad es que esa omisión por parte de los poderes Ejecutivo y Legislativo hacen recordar algunas de las estrategias más oscuras del lopezobradorismo.
La política de desgaste del sexenio pasado fue más constante entre los organismos autónomos de lo que era la estructura institucional de este país hasta hace pocos años.
El expresidente borró de un plumazo muchas instituciones dependientes de la estructura del Poder Ejecutivo, pero otros organismos sufrieron ese lento e intencional desgaste desde la presidencia.
Le sucedió al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación o al Instituto Nacional de Transparencia, el INAI, que dejaron incompletos en sus órganos de gobierno. Entre muchas otras instituciones autónomas.
El objetivo de ese desgaste autoritario a estas autonomías era alinearlos o desaparecerlos. Un tribunal electoral “bien portado”, libró la guillotina al Poder Judicial; un instituto de transparencia que hizo su trabajo fue borrado del mapa nacional.
Y es que al líder del movimiento en el poder no le salió siempre la estrategia de colocar incondicionales en los puestos. Claro, la peor de las vergüenzas es la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Pero, por ejemplo, en la Suprema Corte López Obrador hizo un par de nombramientos que al final resultaron ejemplares juristas independientes, más allá de sus tres alineadas, así que, al final, borró del mapa al Poder Judicial.
Por eso, ahora que pasó ya más de una semana de este año sin que se haga el nombramiento de quien la Presidenta quiere que apruebe el Senado para ocupar la sub gubernatura vacante en Banxico, los temores son fundados.
Porque más allá de que, efectivamente, hay mecanismos para que funcione el banco central con cuatro votos y no con cinco, a los mercados les gusta un funcionamiento pulcro de instituciones tan importantes, sobre todo ahora que están en una fase de giro en el sentido de la política monetaria.
Puede ser que todo se trate de un descuido, de una falla en los tiempos, y que muy pronto se haga el nombramiento.
Como sea, el relevo de Gerardo Esquivel como subgobernador tuvo también un retraso de cinco días en la propuesta y designación de Omar Mejía como su sucesor.
Pero qué necesidad, como diría el filósofo de Ciudad Juárez, de retrasar esta designación, en pleno cambio de señales del sentido de las tasas de interés, ante las evidencias de una desaceleración económica y, sobre todo, a 12 días del regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.
Ojalá que pronto la Secretaría de Hacienda presente ya una propuesta, que sea sensata y no abone más a la incertidumbre.