Lectura 4:00 min
Elecciones en EE.UU.: El Senado también en juego
La cerrada contienda para la presidencia estadounidense deja poco espacio para brindar atención a las elecciones legislativas, sin embargo, el resultado de la contienda por el Senado será determinante para la próxima administración y la aplicación de su agenda. Al igual que en la campaña presidencial, la mayoría en las cámaras se definirá en un puñado de Estados y distritos y, salvo que las casas encuestadoras erren gravemente, la mayoría resultante de los comicios será muy cerrada.
Este martes se renueva un tercio del Senado estadounidense, actualmente con mayoría demócrata de 51 escaños (incluyendo a los senadores independientes que se unen a la bancada) frente a 49 republicanos. En las elecciones de 2020 el resultado final llevó a que la cámara alta estuviera dividida 50/50, lo que motivó que la vicepresidenta Kamala Harris ejerciera una de sus limitadas funciones constitucionales al romper en 33 ocasiones una votación empatada, lo cual permitió la aprobación de numerosas iniciativas de ley de la administración Biden, incluyendo su programa de infraestructura así como numerosos nombramientos a los tribunales federales.
Este año la bancada demócrata enfrenta un complejo panorama para mantener la mayoría. El senador Joe Manchin de Virginia Occidental optó por no buscar la reelección en un Estado que se ha vuelto particularmente conservador. El actual gobernador republicano, Jim Justice, se perfila como el candidato ganador por un amplio margen. La pérdida del escaño de Manchin requeriría una victoria demócrata en la contienda presidencial para que Tim Walz mantuviese en la mayoría sus correligionarios.
Sin embargo, en Montana, el senador Jon Tester enfrenta una difícil campaña en su intento por un cuarto mandato en un Estado donde los candidatos presidenciales republicanos suelen ganar las elecciones por márgenes de más de 15 puntos. Tester ha estado atrás en las encuestas en todo lo que va del año y si bien mantiene la esperanza de remontar como en ocasiones anteriores, una potencial derrota obligaría a los demócratas a ganar en un Estado actualmente representado por un Senador republicano.
Notablemente, el Estado que los demócratas podrían ganar en el Senado es Texas, donde el archiconservador Ted Cruz se encuentra en una muy cerrada contienda con el congresista Colin Allred. El demócrata, ex jugador de fútbol americano y funcionario durante la administración Obama ha sido competitivo en un Estado conservador y donde las autoridades locales han buscado dificultar el acceso al voto. Si bien la mayoría de las encuestas lo colocan un par de puntos atrás de Cruz —quien se reeligió por ese margen hace hace seis años frente a Beto O’Rourke—, Allred podría beneficiarse de una posible “ola azul” basada en el voto universitario y femenino en el Estado.
Los demócratas enfrentan otras competencias cerradas en los multicitados estados bisagra de Pensilvania, Wisconsin y Michigan, si bien todos los candidatos llegan con márgenes más amplios en las encuestas a los que tiene Harris. Del lado republicano el senador Scott en Florida parece tener una ventaja suficiente frente a su rival, mientras que en Nebraska la senadora Deb Fischer podría ser derrotada por un candidato independiente, Dan Osborn, si bien debe notarse que este último ha declarado que no se sumará a la bancada demócrata de ser electo.
El escenario de una victoria de Kamala Harris y un Senado en manos republicanas traería consigo serias tensiones políticas. No es inconcebible que se presentase un bloqueo a la mayoría de los nombramientos para el gabinete de Harris pues se requiere la ratificación del Senado, así como a las designaciones de jueces federales, por no hablar de la agenda legislativa. El caso opuesto, de una presidencia Trump con mayoría opositora en la cámara alta es menos probable pues los demócratas difícilmente alcanzarán 51 escaños tras la elección. Todo se definirá este martes.
*Analista internacional.