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Entretelones, aranceles y violencia verbal

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OpiniónEl Economista

Nos quieren ver mal, pero aquí estamos más firmes que antes.

Anónimo

México tiene hoy un discurso diferente, la política nos ha llevado por diversos escenarios económicos a lo largo de su historia, con secretarios de estado bajo la influencia de los humores de los mandatarios, en ese malentendido populismo, que tuvimos con crisis y grandes sacudidas del peso, devaluaciones y sobre todo endeudamientos impagables.

La hacienda pública entre lo que se dice en los congresos locales, para incrementar la recaudación, como en Campeche con un 5% que recula, y las especulaciones de los cobros de impuestos a los meseros, “viene viene”, como coloquialmente se les conoce a los que dizque cuidan tu automóvil en las calles, y esas actividades que dejan ingresos a ese sector que trabaja en la irregularidad, según legisladores.

Ahora mismo los Estados Unidos, por asumir en enero próximo Donald Trump por un segundo periodo, con la alternancia del demócrata Joe Biden, con quien no se tiene registro que hayan mejorado para nuestro país las relaciones comerciales, de ese flujo migratorio y la no contención del enorme despliegue de armas del norte hacia el sur.

Atrás quedaron las demandas contra las armerías, atrás quedan también los compromisos del gobierno anterior, de López Obrador de reforzar con la guardia nacional, la frontera con el vecino incómodo, que ahora amaga con aranceles, proteccionismo norteamericano a la vieja usanza, pero en un discurso altanero, majadero, propio de Trump, quien se considera intocable.

El asalto a la Casa Blanca cuando perdió hace cuatro años, fue mal llevado, porque las pruebas se presentaron, y con ello se fue alimentando al gran monstruo que es, con la fuerza del radicalismo, pero la respuesta puntual de Claudia Sheinbaum, quien tiene la certeza de un México que puede competir, pero además imponer aranceles.

Seguramente habrá deportaciones masivas, no solo de mexicanos en la ilegalidad en aquel país, mano de obra que le pegaría al producto interno bruto de los Estados Unidos, y por supuesto a nosotros, en las remesas que son un alivio para la economía interna, en los estados más pobres.

No debe haber regateos de apoyo para nuestro país, por parte del Congreso, dividido en una pequeña minoría de panistas, priistas y de Movimiento Ciudadano, muy dados a un doble discurso, que poco abona en esa civilidad de mostrar músculo y unidad.

Vamos viendo con los sectores productivos, en esa balanza comercial en la desigualdad entre los dos países, que nos importa proteger, en donde se pondrían imponer también amagos, pero con otro lenguaje, ese que invita a un diálogo cordial, porque México no se va a someter a los designios de un desadaptado magnate norteamericano, muy dado a hacer valer su poder, desde el insulto pueril.

Hoy los mexicanos debemos trabajar en unidad, para ser más fuertes, hay un valor agregado en nuestros productos de exportación, pero también cuidar los cercos sanitarios en el ámbito ganadero, que nos tiene por ahora cerrada la frontera, por el gusano barrenador, entre otros pendientes que se tienen que atender de urgente necesidad.

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