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Opinión

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Estimación alta del PIB, 2025 no es 2023

@campossuarez

@campossuarez

Cuando finalizó el 2023 y el resultado del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) reportado por el Inegi fue de 3.10%, muy por arriba del consenso del mercado a inicios de ese año, de menos de 1%, muchos funcionarios de la Secretaría de Hacienda se vanagloriaron de su acierto y fustigaron a los analistas privados que fallaron. 

Es verdad que sorprendió la expansión económica de ese año, pero también lo es que uno de los componentes básicos de ese cambio en la suerte del crecimiento se explicó en las enormes burbujas de gasto público que se generaron en el 2023 y en este 2024.

Las obras de infraestructura del gobierno pasado tuvieron que acelerar el paso para, por lo menos, poder poner la fachada y alardear que habían sido terminadas.

Así, Tren Maya, la refinería de Tabasco, la terminal aérea de Zumpango, el tren interoceánico, la mega farmacia, las sucursales bancarias del Bienestar y demás aumentaron la carga fiscal del gasto, pero aceleraron la economía en mucho más de un punto porcentual.

Además, las transferencias directas de recursos públicos en los programas asistencialistas contribuyeron a una buena dinámica de consumo que se sumó a la que ya traía el mercado minorista que tardíamente salía de los efectos recesivos de la pandemia.

Ahora, los niveles de inflación en subíndices como servicios y alimentos han diluido el poder de consumo de muchos de esos recursos que son transferidos con poca transparencia a través de los programas clientelares.

Entonces, ahí sí se pudo cumplir con el pronóstico de la Secretaría de Hacienda que parecía imposible de alcanzar a principios del 2023 de que el PIB creciera 3 por ciento.

Pero el escenario para el 2025 es totalmente diferente, porque las finanzas públicas, manejadas con cierto grado de derroche entre el 2023 y este 2024, aparecen del lado de los problemas a solventar el próximo año.

Sin espacio fiscal, no hay margen para obras de infraestructura faraónicas como las del sexenio pasado, que, además, esos elefantes blancos tienden más a vivir del subsidio que a contribuir con una aportación neta de ingresos.

Las expectativas planteadas por la Secretaría de Hacienda en sus Criterios Generales de Política Económica, de crecer entre 2 y 3%, contrastan, otra vez, con la estimación promedio del sector privado, de los organismos internacionales, y hasta del propio Banco de México, que estiman algo así como 1.1%, en promedio.

En el 2023 no había esta súper mayoría legislativa artificial que se apoderó del Poder Judicial y hasta de la manipulación impune de la Constitución y que tanto daño hacen a la confianza financiera y empresarial.

En aquel año no estaba Donald Trump a punto de regresar al poder, no teníamos, por lo tanto, la amenaza de aranceles y de renegociar de manera desventajosa el T-MEC.

Entre los múltiples problemas de no poder crecer al menos a 2% está que difícilmente se pueden alcanzar las metas de ingresos tributarios y, por lo tanto, es mayor la dificultad para corregir los déficits públicos y eso sí es algo de lo que estarán al pendiente los mercados en el 2025.

Su trayectoria profesional ha estado dedicada a diferentes medios. Actualmente es columnista del diario El Economista y conductor de noticieros en Televisa. Es titular del espacio noticioso de las 14 horas en Foro TV.

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