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Fintech: la nueva competencia de los bancos
Hace unas semanas Cofece dio a conocer el “Estudio de Competencia y Libre Concurrencia en los Servicios Financieros Digitales (Estudio Fintech). Me honra doblemente la emisión de este estudio porque participé en dos etapas: su elaboración y su revisión.
El mercado fintech en México ha crecido mucho en los últimos años, pero no ha explotado todo su potencial. Las Fintech podrían hacer más competencia a los bancos tradicionales, pero en México algunos datos muestran que estos últimos siguen estando en una posición privilegiada respecto a otros países. Por ejemplo, en México la banca tradicional tiene un porcentaje de rentabilidad sobre capital mucho mayor al de Argentina y Colombia. Mientras en nuestro país es de 18.7%, en los otros dos es de 12.8% y 4.8%, respectivamente.
Por otro lado, las estadísticas también muestran una baja adopción de servicios financieros en México, comprado con países similares. El porcentaje de población de más de 15 años que usa pagos digitales, cuentas bancarias y tarjetas de crédito en México es alrededor la mitad de la de Brasil.
¿Qué nos falta entonces? Entre las principales recomendaciones que emitió Cofece se encuentran: I) reducir los costos de cambio, para que cuando quiera cambiarse de banco no tenga que volver a domiciliar todos sus pagos ni configurar nuevamente su cuenta, II) incluir a las IFPE y Sofipos en la portabilidad de nómina y optimizar este proceso, III) incrementar el uso de herramientas de comparabilidad, IV) fomentar el uso de las tecnologías nuevas en los medios de pago.
Respecto al último, el pago con QR se ha vuelto muy popular en Brasil y Argentina, mientras que en México solo una tercera parte de la población ha usado un QR para comprar. Esta baja adopción podría estar relacionada con la falta de homologación de los QR que hay en el país, lo que limita la interoperabilidad. CoDi de Banxico usa un estándar diferente al de varios wallets de empresas privadas, por ejemplo. También se debe masificar su uso, en otros países estos códigos se usan incluso para pagar el transporte público.
Un tema relacionado, aunque no se tocó directamente en el estudio, es el de los pagos contactless, estos pueden hacerse con el reloj, el teléfono o con la misma tarjeta bancaria. Solo el 5% de mexicanos los usa, mientras que por ejemplo en Argentina los usa el 65% de la población. Este tipo de pagos son más seguros porque están encriptados, además simplifican las transacciones al ser más rápidos. En Argentina la regulación exigió a los comercios que adapten sus terminales para poder recibir pagos sin contacto.
Dos temas en los que México está muy detrás de países similares son: finanzas abiertas y modelos novedosos. Las finanzas abiertas permitirían que el consumidor dé su consentimiento para que sus datos y buen historial sean accesibles para que cualquier banco compita ofreciéndole mejores servicios. En México está incompleta.
En el ámbito de los modelos novedosos es quizá en el que más nos falta. La regulación en otros países permite que una empresa ofrezca temporalmente servicios financieros innovadores bajo cierta supervisión, pero sin que enfrente toda la carga regulatoria que los bancos tradicionales enfrentan. En México la figura está contemplada en la Ley, pero nunca se ha usado, quizá porque no quedó claramente establecido cuál es su objetivo.
A medida que los proveedores de servicios fintech puedan entrar fácilmente al mercado, la competencia con los servicios tradicionales se intensificará en beneficio de todos. De hecho, estos servicios tienen el potencial de colaborar con la inclusión financiera, pues muchas de las empresas que los proveen usan modelos de negocio que no están basados en atender a sus clientes en oficinas físicas, sino a través de medios digitales, por ejemplo, cada vez es más usada la atención al cliente vía chat. Por ello, este modelo tiene el potencial de atender comunidades que tienen acceso a Internet, pero no están cerca de los centros urbanos.