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Francisco, su batalla contra el Opus Dei
“El ataque de Francisco al Opus Dei es populista, montonero. La Obra (del Opus Dei) es la élite de la Iglesia y Francisco la persigue porque no alcanza su nivel intelectual ni espiritual. Francisco es sordo a la Gracia, no entiende el Misterio”.
Lo anterior lo escribió Salvador Sostres, periodista del periódico español ABC y simpatizante del Opus Dei. La frase la rescata el periodista financiero Gareth Gore en su libro Opus, ingeniería financiera, manipulación de personas y auge de la extrema derecha en el seno de la Iglesia católica (Planeta, 2024).
Gore jala los hilos financieros de la quiebra del Banco Popular y se encuentra en medio de una batalla política en el Vaticano del papa Francisco.
El Banco Popular quebró el 7 de junio de 2017. “La televisión española retransmitió escenas de clientes enfurecidos frente a sucursales cerradas en todo el país”, escribe Gore. Su olfato periodístico lo llevó a interrogarse por el tenedor del 10% de las acciones del banco. Solo aparecía una referencia en los reportes públicos: la Sindicatura.
Detrás de la Sindicatura se encontraba el Opus Dei.
“Nos llamaban Opus Dei y Opus Night”, le comenta Javier Valls-Taberner a Gareth Gore. Su hermano, Luis, fue director del Banco Popular. “Era una sindicatura falsa”, comenta Javier.
En marzo de 2022 el papa Francisco adoptó su primera medida contra el Opus Dei en un intento de reformar la estructura política de la Santa Sede, luego de varios escándalos documentados desde la época de Juan Pablo II, pero tomados en serio, es decir, investigados, por el papa Benedicto XVI.
Cuatro meses antes, el 12 de noviembre de 2021, la agencia Associated Press publicó un artículo sobre 42 mujeres de Argentina acusando al Opus Dei de haberlas reclutado cuando “eran niñas y obligadas a trabajar como esclavas, cocinando, limpiando y fregando los baños durante décadas sin percibir un salario (Débora Rey, “Women in Argentina claim labor exploitation by Opus Dei").
La denuncia la presentaron las argentinas ante el Vaticano por supuesta explotación laboral, abuso de poder y abuso de conciencia, y llegó a las manos del papa Francisco.
A principios de siglo, John McCloskey, miembro del Opus Dei, defendió públicamente a decenas de sacerdotes acusados de abusos sexuales. Las denuncias fueron publicadas por The Boston Globe. A finales de 2003, McCloskey dejó de oficiar misas en Washington. Despareció luego de una denuncia por agresión sexual.