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Fuera máscaras: la cara oculta en el segundo piso de la Cuarta Transformación
Hace meses, AMLO se prestó para que en México se llevasen a cabo los diálogos entre el régimen venezolano y la oposición oficialista, negociaciones que solo sirven para oxigenar a Maduro, puesto que desde el primer momento las partes reconocieron al dictador venezolano como legítimo presidente.
El 22 de octubre de 2023, México dio la bienvenida a más de 130 representantes de partidos, movimientos y organizaciones políticas de izquierda, pertenecientes a 45 países, que participaron en el “XXV Seminario Internacional Los partidos y una nueva sociedad”, auspiciado por el Partido del Trabajo (PT) de México, organización que, al igual que MORENA, forma parte del Foro de Sao Paulo. Según la nota de prensa, “Participaron renombrados dirigentes de izquierda, entre ellos, los expresidentes Evo Morales, de Bolivia y Manuel Zelaya, de Honduras, el ex líder guerrillero colombiano Rodrigo Londoño –alias Timochenko– y su compatriota el senador Iván Cepeda, y Ángel Arzuaga, vice jefe de Relaciones Internacionales del Partido Comunista de Cuba”.
El régimen de Maduro no podía faltar a esta cita de zurdos, por ello envió una delegación del partido oficialista venezolano, PSUV, que “destacó la importancia que tiene su participación en estos espacios internacionales en pro de la defensa de la verdad de Venezuela y la democracia. La página www.nicaraguasandino.com nos informó que “en representación del Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN, y el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional de Nicaragua, participaron en el encuentro José Figueroa, Coordinador de la Secretaría de Relaciones Internacionales y Michael Campbell, Ministro Asesor del Presidente de la República para las Relaciones Internacionales y el Gran Caribe.
La Delegación de Nicaragua destacó que la contundente victoria electoral del FSLN, en las próximas elecciones generales del 7 de noviembre, contribuye a hacer realidad los sueños y aspiraciones de los pueblos de nuestra América Latina y Caribeña”; lo cual significa, en otras palabras, que López Obrador está dispuesto a avalar el nuevo fraude que prepara Daniel Ortega.
Llama la atención que el secretario general del Partido Comunista de Vietnam (PCV), Nguyen Phu Trong, enviara un mensaje al encuentro en el que “agradeció el apoyo constante del PT, las organizaciones políticas izquierdistas y progresistas en América Latina y el Caribe, así como de los partidos amigos en el mundo, a la lucha independentista de Vietnam en el pasado, y al proceso de construcción y salvaguarda de la nación indochina en la actualidad”, así lo informó una agencia de prensa vietnamita.
En la clausura de este Seminario fue aprobada una resolución donde, como siempre, la izquierda internacional utiliza al pueblo como escudo y excusa para culpar a otros de su accionar. Prensa Latina recoge la decisión aprobada por unanimidad “sobre la heroica lucha del pueblo cubano contra agresiones sistemáticas desde Estados Unidos, y su histórica resistencia a un bloqueo económico de 60 años, el más largo que se registra contra un país”.
Seguidamente, llaman a la jornada “El Mundo contra el bloqueo a Cuba, del 15 al 17 de noviembre próximos”, fecha en que activistas de oposición han convocado la Marcha Cívica por el Cambio, que para analistas dentro y fuera de la isla, constituye un parteaguas político iniciado el 11 de julio pasado donde el mundo se sorprendió al ver las protestas multitudinarias en toda la isla contra los Castro, Díaz-Canel y el totalitarismo por ellos impuesto.
Volviendo al inicio de este articulo y luego de este condensado repaso concluimos que Andrés Manuel López Obrador está muy activo en promocionar a las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua; así como en auspiciar los planes del Foro de Sao Paulo. Por tanto es importante que las fuerzas democráticas de la región enciendan una alerta sobre AMLO.
Con el regreso del Partido de los Trabajadores al poder, el Foro de São Paulo volvió a reunirse en Brasil. Se trata de un retorno a casa, luego de que durante el período bolsonarista el Foro decidió, al parecer, trasladar temporalmente su centro de operaciones a otras latitudes.
La fundación del Grupo de Puebla en julio de 2019 parece haber estado motivada por tales circunstancias. De hecho, esta nueva instancia radicada en México ha venido asumiendo, bajo el benévolo patrocinio de Andrés Manuel López Obrador, una parte del protagonismo que durante las últimas décadas correspondió a su predecesor brasileño. Pero ahora, al calor de una segunda «marea rosa», y con el regreso de Luiz Inácio Lula Da Silva al Palacio de Planalto, el ya tradicional foro de las izquierdas latinoamericanas vuelve a hacer de Brasil el epicentro de su actividad política.
Difícilmente podría ser de otro modo, si consideramos que Lula fue, junto con Fidel Castro, el principal fundador del Foro de São Paulo en los años noventa del siglo pasado. Al arribar a su tercer período presidencial, y considerando las prisas que hoy le apremian en razón de su avanzada edad, Da Silva parece más determinado que nunca a ejercer una influencia regional con un sesgo notoriamente ideológico, iniciativa por la que trabajó con ahínco durante sus dos primeros mandatos presidenciales pero que se vio truncada a su salida del poder.
En este sentido, el Foro de São Paulo representa una herramienta importante a la que el mandatario brasileño no pretende renunciar. Por tales razones, el retorno de Lula es también el retorno del Foro. Pero, ¿se trata de un proyecto de raigambre incuestionablemente democrática?
Por todos los medios
La fundación del Foro de São Paulo refleja bien los dilemas que hasta el día de hoy siguen acompañando a esta organización. Por un lado, vemos a Lula Da Silva, un luchador social proveniente del mundo sindical que se enfrentó durante años a un régimen dictatorial y militar, hasta convertirse democráticamente el presidente de su nación. Por otro lado, encontramos a Fidel Castro, un carismático guerrillero que tras encabezar el derrocamiento del régimen dictatorial de Fulgencio Batista se convirtió en un redomado autócrata de vocación estalinista.
No obstante, sus distintos caminos no les impidieron entenderse de maravilla para crear una organización en la que esa polémica cohabitación persiste en el tiempo hasta convertirse en una marca de la casa. Lo que realmente importa a todos dentro de este matrimonio es consolidar una hegemonía continental de izquierdas, donde los más respetuosos de la democracia cierran un ojo ante los desmanes que cometen sus colegas más brutales. De ahí que el Foro no sólo haya contemplado impasiblemente la deriva autoritaria protagonizada por varios de sus miembros y allegados, sino que incluso llegue al punto de celebrarlas. ¿Pasó algo distinto en la última reunión?
El XXVI Foro de São Paulo tuvo lugar entre el 30 de junio y el 2 de julio de este año. Se reunieron en esta oportunidad unos 270 representantes de 57 organizaciones distintas, entre partidos políticos, ONG, centros de investigación y demás entidades de la izquierda latinoamericana. El espíritu de la reunión había quedado previamente plasmado en el Documento Base que se publicó dos semanas antes.
En el primer punto de dicho documento se reconoce «un cambio favorable en la correlación de fuerzas [para las izquierdas], signado por rebeliones populares en casi todo el continente», mientras que en el séptimo punto se declara sin sonrojo que «A la firmeza y avances de Cuba, Venezuela y Nicaragua, se han sumado victorias electorales».
En otras palabras, las dictaduras de izquierda de la región representan la consolidación de los objetivos compartidos por los miembros del Foro, quienes en el decimosegundo punto afirman que «la historia nos ha enseñado que solo la unidad en la diversidad de las fuerzas políticas de izquierda, los movimientos sociales y populares y la intelectualidad progresista nos permitirán enfrentar al imperialismo norteamericano».
A la luz de los hechos, la unidad a la que se hace referencia no distingue entre demócratas y autócratas, y así parece quedar ratificado en el último punto del documento, donde a modo de conclusión se insta a construir «la más amplia unidad en la diversidad de los partidos, los movimientos sociales, populares y la intelectualidad progresista y de izquierda al interior de cada organización, país y de continente» [las cursivas son del autor].
Sin concesión alguna
En los días previos a la celebración del XXVI Foro de São Paulo, el presidente Da Silva habría manifestado su interés en que dicha reunión concluyera con una resolución condenatoria de los crímenes cometidos por la dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua. Está claro que un gesto de este tipo, incluso sin incluir declaraciones similares contra las autocracias que rigen a Cuba y Venezuela, habría significado un paso adelante. La realidad, sin embargo, es que el XXVI Foro de São Paulo culminó sin emitir ninguna declaración condenatoria con respecto a las dictaduras de izquierda en países que en conjunto privan brutal e injustamente de su libertad a más de 1.400 presos políticos.
Por el contrario, el FSP ratificó la solidaridad con dichos regímenes, tal como quedó plasmada en el vigésimo punto del Documento Base. En este se condena «el recrudecido bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a Cuba y su inclusión en la espuria lista de Estados patrocinadores del terrorismo», al igual que «las medidas coercitivas y sanciones unilaterales contra Venezuela y Nicaragua».
Lula, por su parte, no sólo siguió defendiendo la normalización de las relaciones entre los gobiernos democráticos del hemisferio y el régimen dictatorial de Nicolás Maduro, sino que además se permitió señalar, en la víspera de esta nueva reunión del Foro, que «Venezuela tiene más elecciones que Brasil». Con ello, según el mandatario brasileño, se evidenciaría que el concepto de democracia «es relativo», lo cual haría muy cuestionable que al régimen venezolano se le califique como antidemocrático.
Lavar la cara al autoritarismo
Paradójicamente, mientras Lula exigía públicamente que la salida de Maduro se produjera por vía electoral, instancias administrativas controladas por este último en Venezuela inhabilitaron, mediante un turbio procedimiento, a María Corina Machado durante 15 años para ejercer cualquier cargo de elección popular. La medida se publicó justamente cuando Machado se convirtió, con toda claridad, en la principal candidata de la oposición venezolana.
En definitiva, la realidad está a la vista de todos: los miembros del Foro de São Paulo que se desempeñan dentro de los parámetros de la democracia terminan siempre respaldando, por activa y por pasiva, a los que ejercen el poder autocráticamente, ayudando así a lavarles la cara ante el mundo entero. Una organización de este tipo constituye un riesgo evidente para la estabilidad democrática del continente.
¿No nos debería Sheinbaum señalar con total realidad sus convicciones? ¿Qué pretende hacer con México? Hay un ambiente de pseudoverdad que los políticamente correctos se niegan a reconocer. ¿Vamos a caer en su juego? Si analizamos, no lo que dicen, si no lo que hacen los gobiernos de la 4T ¿qué similitudes son del Grupo Sao Paulo y el Grupo de Puebla? En esas páginas, puede constatarse la existencia de varios grupos de Morena y el PT. Ahora que destruyeron al INAI, la Cofece y el IFT, ¿no tenemos los ciudadanos por transparencia conocer la verdad del proyecto de país de Claudia Sheinbaum? Porque si no los aclara, piensa mal y acertarás y recomendaría a la ciudadanía escrutar realmente en el rumbo al que dirige Sheinbaum al país. Los empresarios alemanes se dieron cuenta de la irreversibilidad y la derrota a Hitler en 1943, demasiado tarde. Que no digan dentro de unos años que estaban advertidos.
*El autor es Máster y Doctor en Derecho de la competencia. Profesor Investigador de la Facultad de Derecho de la Universidad Panamericana en doctrinas y problemas sociales. Autor del libro Resolvamos esta crisis ya. Socio del área de derecho procesal de la competencia y comercio internacional del despacho Jalife Caballero. Investigador Nacional Nivel I.