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Gigantes bajo presión: resultados de tecnológicas en medio de la incertidumbre
En conjunto, los resultados recientes reflejan un entorno operativo más exigente para las tecnológicas de gran capitalización, pero también muestran su capacidad de adaptación y foco estratégico en inteligencia artificial

La reciente corrección en el mercado estadounidense ha vuelto a poner bajo los reflectores a las denominadas Siete Magníficas, un grupo de empresas tecnológicas de gran capitalización que lideraron el ciclo alcista de los últimos dos años, pero que hoy enfrentan un entorno marcado por la incertidumbre política, la volatilidad macroeconómica y nuevos desafíos operativos.
A medida que el S&P 500 acumula una caída superior al 10% desde sus máximos de febrero, algunos inversionistas se preguntan si este ajuste representa una oportunidad de entrada o si anticipa un deterioro más profundo en el mercado.
La corrección ha sido especialmente severa en el sector tecnológico. El índice Nasdaq 100, que concentra buena parte de las Siete Magníficas, cayó 1.9% en la última jornada, acumulando una pérdida mayor al 13% durante las últimas cuatro semanas.
Entre las causas más relevantes del ajuste se encuentra el resurgimiento de las tensiones comerciales impulsadas por el presidente Donald Trump, quien ha anunciado aranceles adicionales a productos europeos, además de mantener vigentes las tarifas a metales como el acero y aluminio.
En este contexto, algunas compañías como Tesla ya han advertido que estos cambios podrían afectar su competitividad y elevar sus costos operativos.
En medio de este panorama desafiante, los recientes reportes trimestrales de algunas de estas compañías permiten dimensionar mejor cómo están enfrentando el entorno actual y qué estrategias están adoptando para sostener su crecimiento a lo largo de 2025.
Para Microsoft, el cierre de 2024 fue positivo: reportó un aumento del 12% en ingresos, impulsado principalmente por su negocio de nube inteligente, donde Azure avanzó 31 por ciento.
La utilidad operativa creció 17% interanual, aunque la compañía reconoció desafíos fuera del negocio de inteligencia artificial.
Durante la conferencia, sus directivos reiteraron que seguirán apostando por eficiencia operativa e inversiones en infraestructura de IA, aun si eso implica presión temporal sobre los márgenes.
En el caso de Amazon, los resultados también fueron sólidos. La compañía alcanzó ingresos por 187.8 mil millones de dólares, con un crecimiento del 10% respecto al mismo periodo del año anterior.
AWS, su negocio en la nube, creció 19%, mientras que la utilidad operativa total aumentó 60%, beneficiada por mejoras logísticas y mayor automatización.
Desde la administración se enfatizó que las inversiones en infraestructura de IA continuarán durante 2025, con el objetivo de consolidar su ventaja tecnológica a largo plazo.
Alphabet no se quedó atrás. Con ingresos de 96,500 millones de dólares en el cuarto trimestre —un 12% más que el año anterior—, la compañía mostró crecimiento tanto en sus plataformas publicitarias como en Google Cloud, que aumentó 30 por ciento.
No obstante, la limitada capacidad de infraestructura frenó parte de su expansión. En respuesta, la empresa anunció que incrementará significativamente su inversión en 2025 para atender la demanda creciente en soluciones de IA, aunque reconoció que esto podría impactar sus márgenes en el corto plazo.
En contraste, Tesla enfrentó un trimestre más complejo, afectado por la desaceleración en su negocio automotriz. Las ventas de vehículos cayeron 8%, y la utilidad operativa retrocedió 23 por ciento. Aun así, los segmentos de energía y servicios mostraron crecimientos de 113 y 31%, respectivamente.
En su guía para 2025, la compañía anticipa una recuperación impulsada por nuevos modelos y avances en conducción autónoma, además de un aumento de al menos 50% en almacenamiento de energía. Elon Musk confirmó que la producción del robot humanoide Optimus comenzará este año para uso interno, con planes de comercialización en 2026.
En conjunto, los resultados recientes reflejan un entorno operativo más exigente para las tecnológicas de gran capitalización, pero también muestran su capacidad de adaptación y foco estratégico en inteligencia artificial y eficiencia operativa.
Aunque los riesgos persisten, algunas de estas compañías mantienen fundamentales sólidos y podrían beneficiarse en el mediano plazo si se disipan las tensiones geopolíticas y mejora la visibilidad económica.