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Aquí no hay crisis de desaparición…

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OpiniónEl Economista

El fenómeno de la desaparición forzada ha marcado un antes y después de nuestra sociedad. El caso mexicano, es una muestra del exceso de brutalismo y horror, que, por años se ha vuelto parte de nuestra cotidianidad. Por sexenios, la demanda de cientos de colectivos ha estado presente, reclamando y exigiendo a distintas instituciones de los tres órdenes de gobierno apoyar en la búsqueda, identificación y judicialización de los casos de miles de personas, que al día de hoy, no han vuelto a sus hogares y reconocer el terrible rezago forense que imposibilita que la dolorosa resignación y el duelo puedan tomar un lugar en la vida de miles de personas que, han suspendido su existencia en una búsqueda y espera infinita.

Así, cada sexenio ha adoptado distintas posturas frente a esta dolorosa crueldad, en donde la negación, invisibilidad, distracción, las apariencias y los discursos políticos cargados de motivación, pero vacíos de compromiso, hayan logrado corresponder a nivel institucional, jurídico y humanitario, con verdaderas propuestas que estén a la altura de las circunstancias.

Ayer, este gobierno abrió la puerta a 26 colectivos -en su mayoría del estado de Jalisco- dirigidos por la lideresa del colectivo “Guerreros Buscadores de Jalisco”, quienes sostuvieron un encuentro con la secretaria de gobernación, quien reconoció públicamente que no existía una cifra real de desaparecidos y que el padrón presenta inconsistencias.

Así, en medio de una crisis forense -alrededor de 72 mil restos humanos no han sido identificados en el país de conformidad al informe “Crisis Forense en México. Estado de la cuestión y propuestas para su abordaje” elaborado por IDHEAS.-, un acumulado de más de 127 mil desaparecidos, siendo el 2024, el año con más desapariciones reportadas, con 31,083 -enfocada en los hombres entre los 15 a los 35 años los más afectados y las mujeres entre los 15 y 19 años de acuerdo con la información analizada por el Programa de Derechos Humanos de la IBERO-, aunado a fallas graves los procesos de atención a las víctimas de búsqueda de personas desaparecidas, poca o nula profesionalización de las autoridades para asumir en tiempo y forma la investigación y acompañamiento a los colectivos con un enfoque centrado en proteger los derechos humanos, entre otras tantas deficiencias. La confianza de nueva cuenta, por parte de algunos colectivos se muestra positiva, de cara a los 10 acuerdos que se lograron trazar para atender la crisis de la desaparición entre los que destacan, que la presidenta asuma el liderazgo contra la desaparición, incluir la desaparición forzada dentro de la política nacional de seguridad, ampliar las facultades de la Fiscalía General de la República, profesionalización policial, reforzar el registro de desaparición, otorgar apoyos económicos a familias y el fortalecimiento de la Comisión de Búsqueda, muchos retos están sobre la mesa.

¿Será que en este sexenio verdaderamente se asuma el compromiso y la intervención responsable para atender el fenómeno? Por ahora, las tensiones y presiones se presentan a partir de que el Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU informó que en el caso mexicano se invocará al procedimiento del artículo 34 de la Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra la Desaparición Forzada, para remitir al Secretario General de la ONU, y solicitar que la Asamblea General, pueda por primera vez en la historia en México, crear mecanismos de seguimiento, de evaluación, y documentación para dar seguimiento a la atención de los desaparecidos, ante la urgencia de la crisis de las desapariciones y su sistematización. Ante esta declaración, las resistencias y ofensivas por parte del gobierno mexicano salieron a la resistencia, comenzando por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, la cual negó mediante un comunicado, que en México exista una crisis de desaparición forzada, enfatizando que la vía legal para atender la desaparición es por medio del Estado, descartando cualquier posibilidad de intervención internacional.

Así el escenario que hoy se disputa entre compromisos, reconocimientos y desconocimientos nos deja en la espera. ¿Cuál realmente será la postura del gobierno mexicano para hacer frente al problema? ¿Estarán a la altura de las circunstancias. ? Eso estará por verse. Por ahora se dio el primer encuentro.

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