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Opinión

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Impacto de la desnutrición infantil en el desarrollo cognitivo y académico

Hace unos meses, tuve una experiencia que cambió mi forma de ver la vida. Visité el Banco de Alimentos de Puebla y mientras recorría sus instalaciones, me sentía impresionado por el alcance de su trabajo. Pero fue en una presentación donde todo se volvió real y desgarrador. Nos mostraron una imagen que me dejó sin aliento, el cerebro de un niño de 8 años bien alimentado al lado del de otro niño que nunca recibió la nutrición adecuada. Y luego el golpe, el daño cerebral del niño malnutrido era irreversible. En ese instante, sentí un nudo en la garganta y un peso en el corazón. Comprendí con claridad que este no es solo un problema más; es una urgencia que define vidas para siempre.

La nutrición infantil trasciende el bienestar físico; es el pilar fundamental sobre el cual se cimienta el desarrollo cognitivo y emocional de una persona. Como señala UNICEF en una publicación de 2020, la mala nutrición tiene efectos devastadores: provoca un aumento en la morbilidad y mortalidad infantil, deteriora la función cognitiva y reduce el rendimiento escolar. Además, las consecuencias no se limitan a la infancia, ya que se extienden a lo largo de la vida, aumentando el riesgo de enfermedades crónicas, una mayor probabilidad de mortalidad prematura y una calidad de vida significativamente reducida en la adultez.

En el mundo, uno de cada cuatro niños menores de cinco años sufre de pobreza alimentaria severa, lo que representa el 25% de esta población según UNICEF. Esto afecta a más de 180 millones de niños que enfrentan graves consecuencias al no tener acceso a una dieta nutritiva y variada. Muchos sobreviven con solo dos grupos alimenticios, como arroz y leche, lo que los hace un 50% más propensos a sufrir malnutrición severa. Para un desarrollo saludable, los niños necesitan al menos cinco de los ocho grupos alimenticios esenciales, como lácteos, cereales, frutas, verduras, legumbres, carne y huevos. Sin embargo, en 137 países de bajos y medianos ingresos, 440 millones de niños no alcanzan este mínimo, perpetuando la desnutrición y el riesgo de consecuencias fatales. Incluso si sobreviven, la falta de nutrición adecuada impacta su rendimiento escolar y limita sus oportunidades en la adultez, atrapándolos en un ciclo de pobreza intergeneracional.

En México, millones de niños sufren las consecuencias de una nutrición deficiente, un problema que programas sociales bienintencionados aún no priorizan. Sin una base nutricional sólida, los esfuerzos en educación, salud y desarrollo económico quedan incompletos. El aprendizaje se ve afectado, el sistema inmunológico no se desarrolla correctamente, y el potencial humano se compromete. Según un informe reciente de UNICEF, uno de cada dos menores de dos años en México carece de los alimentos y nutrientes esenciales para crecer y desarrollarse adecuadamente, provocando daños irreversibles.

Las cifras son alarmantes. De acuerdo con datos del Banco Mundial, los niños que reciben una alimentación adecuada tienen un 33% más de probabilidades de salir de la pobreza al llegar a la adultez. Esto significa que invertir en nutrición no solo es una obligación moral, sino una estrategia de desarrollo económico y social. Sin embargo, las consecuencias de no actuar son igualmente graves. Estudios de la revista britanica de nutricion The Lancet revelan que la malnutrición genera pérdidas de hasta 3.5 billones de dólares anuales a la economía global, una cifra que refleja tanto el costo humano como el desperdicio de potencial.

Este tema es urgente y merece estar en el centro de la agenda pública. La lucha contra el hambre y la desnutrición infantil no puede esperar, y debe ser un esfuerzo conjunto entre gobiernos, empresarios y la sociedad civil. En México, tenemos la capacidad y los recursos para marcar la diferencia, pero necesitamos la voluntad y el compromiso para actuar. No se trata solo de números o estadísticas; se trata de la vida y el futuro de millones de niños. Si no empezamos por ahí, todas las demás soluciones serán insuficientes. La nutrición infantil es, literalmente, la base de un país más fuerte y más justo.

Director General de Fundación Azteca de Grupo Salinas

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