Buscar
Opinión

Lectura 4:00 min

La importancia de la conducta en el Compliance (cumplimiento normativo)

“Se necesita menos tiempo para hacer algo bien, que para explicar por qué lo hiciste mal”. 
Henry Wadsworth Longfellow, poeta estadounidense.

En las últimas décadas, el concepto de cumplimiento no normativo, mejor conocido por su acepción en inglés compliance, ha venido adquiriendo una relevancia creciente, tanto en los temas corporativos de las empresas, como a nivel política pública. 

El concepto se refiere a los procedimientos y buenas prácticas que adoptan las organizaciones con el objetivo de, por un lado, identificar y clasificar riesgos operativos, normativos y legales, que enfrentan, para crear y operar mecanismos de prevención, gestión, control y respuesta frente a dichos riesgos.

El concepto surge en los años 70, a raíz de una serie de escándalos corporativos y de la aplicación de legislación en Estados Unidos, relacionada con temas de corrupción.

Posteriormente en el inicio del nuevo siglo, escándalos de empresas como Enron y Worldcom, aceleran la legislación aplicable para evitar conductas ilegales de las empresas.

Escándalos similares han sido recurrentes, tanto en Estados Unidos, México y el resto del mundo. En nuestro país, recordamos el caso de Ficrea, en el que, a través de prácticas ilegales, se defraudó a cientos de inversionistas.

Recientemente tuve la posibilidad de participar en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, en el Coloquio Internacional que analizó los temas de cumplimiento normativo, pero desde una perspectiva que involucra además los temas de conducta.

Al respecto, señala que los retos fundamentales están relacionados con el que las prácticas de Compliance asumen supuestos que no necesariamente se cumplen a cabalidad en la realidad. Se parte de la premisa de qué las organizaciones tienen un apego a las normas por principio, que la regulación (con frecuencia excesiva) es suficiente para impedir las conductas indeseables, que las organizaciones cuentan con la capacidad, los recursos y la comprensión para el cumplimiento normativo y se asume que el apego a las normas se vincula con la racionalidad de las personas.

Sin embargo, este enfoque desconoce, desde la perspectiva de ciencias del comportamiento, que las organizaciones no actúan, quienes actúan son personas dentro de las organizaciones.

Que las personas tienen influencias como sesgos de percepción, heurísticos y de conducta, que afectan, no sólo la racionalidad, sino el cumplimiento normativo en sus decisiones y acciones.

Históricamente, la capacidad de los individuos para evadir el cumplimiento de obligaciones se mueve mucho más rápido que la capacidad institucional de generación de normas y mecanismos que prevengan el incumplimiento.

Hoy, existen una serie de mecanismos desde la perspectiva de ciencias del comportamiento, para apoyar las decisiones y acciones de cumplimiento normativo.

Por un lado, trabajan en identificar caso por caso, sector por sector, empresa por empresa; cuáles son los incentivos y desincentivos asociados al cumplimiento o al incumplimiento, así como si existen desbalances entre los incentivos que hacen más propicia la conducta que va dar la responsabilidad indebida.

También identifican los niveles específicos de desincentivo que generan un cambio de conducta, por ejemplo, para una persona acostumbrada a tirar basura en la calle, cuál es el nivel de multa que lo lleva a cumplir la obligación de no tirar basura. Simultáneamente, con este mismo ejemplo, no basta con el establecimiento de mecanismos de penalización; desde la perspectiva conductual, se requiere la certeza de la aplicación de las consecuencias del incumplimiento de la norma.

Se ha retomado el concepto de Nudge, que se refiere intervenciones conductuales, para identificar cuáles favorecen el cumplimiento normativo, aprovechando las herramientas y la capacidad de análisis de la psicología, para neutralizar las tendencias que promueven el incumplimiento e impulsar las que promuevan la aplicación de la normatividad.

Se requiere analizar desde todas las perspectivas estos procesos, para asegurar que las personas y las organizaciones tengan una mayor orientación al cumplimiento de sus obligaciones, en beneficio del público, de la sociedad, dando una mayor certeza y transparencia a la operación de las empresas.

Se ha retomado el concepto de Nudge, que se refiere intervenciones conductuales, para identificar cuáles favorecen el cumplimiento normativo, aprovechando las herramientas y la capacidad de análisis de la psicología.

raul@martinezsolares.com.mx

Temas relacionados

El autor es politólogo, mercadólogo, financiero, especialista en economía conductual y profesor de la Facultad de Economía de la UNAM. CEO de Fibra Educa y Presidente del Consejo para el Fomento del Ahorro Educativo.

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Últimas noticias

Noticias Recomendadas

Suscríbete