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Inclusión financiera para productores cafetaleros del norte de Chiapas
La población de la Zona Selva del Norte de Chiapas está conformada principalmente por indígenas hablantes de lenguas originarias como el Tzeltal y el Cho´l. Dicha población representa un 32.6% del total de los municipios que la representan: Yajalón, Chilón, Ocosingo, Tumbalá, Palenque, Tila y Benemérito de las Américas.
Es relevante resaltar que la Nota Especial Índice Citibanamex de Inclusión Financiera Edición 2023, coloca a Chiapas en el lugar 32 a nivel nacional, donde todos los indicadores de inclusión financiera otorgados a la entidad se ubican por debajo de la media nacional.
En este contexto, los servicios financieros básicos como los cajeros automáticos o corresponsales bancarios, el Internet para realizar una transferencia de fondos o una sucursal bancaria, son de alcance muy limitado para la mayoría de la población, pero se hace más agudo el efecto en la población rural e indígena, pues muchas de las localidades son de difícil acceso.
Como ejemplo, el municipio de Chilón cuyo índice de rezago social es muy alto, el indicador del número de sucursales bancarias por cada 10,000 habitantes apenas es de 0.21, cuando la media nacional es de 1.39.
Así mismo, solo el 0.2% de la población adulta ha recibido algún tipo de crédito a través de la banca de desarrollo.
Esta región se caracteriza por que el flujo de su economía está muy influenciado por el cultivo del café de altura, y la mayoría de los municipios que la comprenden, tienen altitudes por arriba de los 1,000 metros s.n.m.m y condiciones agroclimáticas para el cultivo de café muy favorables, otorgándole características de sostenibilidad debido al uso de árboles mayores como cobertura para el desarrollo del cultivo.
La especie Arábica (Coffea arabica) es cultivada en 38,000 hectáreas que representan el 15.5% de la superficie cultivada en el estado.
Ante este reto, la banca de desarrollo, ha promovido la inclusión financiera en esa región con la finalidad de abatir las barreras de acceso a servicios financieros a las y los productores, con énfasis en los de menor escala buscando contribuir al desarrollo de un sector agropecuario, forestal y pesquero, responsable y sostenible.
Las principales estrategias se han implementado en torno a la economía del café en la región, aprovechando la cercanía de las empresas de los productores dedicadas al acopio, beneficio y comercialización de café como eje para acercar crédito y otros servicios financieros a los pequeños productores, beneficiando a más de 3,500 pequeños productores cuyas superficies cultivadas en lo individual no rebasan la media hectárea, siendo el 45% mujeres.
Acompañado del crédito, se implementan acciones para incrementar la productividad de las superficies cultivadas, buscando la reducción de los costos unitarios de producción y el incremento de los ingresos netos del productor.
Esto se logra mediante la capacitación en procesos productivos orgánicos y sustentables, la obtención de certificados en producción orgánica y de comercio justo (Fairtrade), así como una mejora en los procesos de administración y controles de las empresas de los productores para eficientizar el uso de los recursos.
Las certificaciones de café orgánico y Fairtrade han abierto las puertas de la exportación directa al mercado europeo, principalmente a Austria y Alemania, en donde empresas líderes en el mercado europeo forman parte de su cartera de clientes, así como negociar mejores condiciones con las principales comercializadoras nacionales.
Cabe resaltar que para lograr lo anterior es necesario formar de manera intensiva el desarrollo del capital humano con conocimientos y habilidades en la materia, principalmente con jóvenes egresados de las universidades locales, con arraigo y empatía con la población, así como facilidad de comunicación con los productores por hablar la misma lengua materna.
Con estas estrategias, la banca de desarrollo busca una mayor penetración e inclusión de estas comunidades que, por sus condiciones geográficas, la dificultad de acceso y los limitados recursos productivos, carecerían de otra forma de una oportunidad de desarrollo sostenible y sustentable.
Estas experiencias, replicables en otras regiones y cultivos, dan a los pequeños productores la oportunidad de mejorar su calidad de vida pues no solo se enfocan en la productividad, tradicionalmente atendida por los diferentes programas instituciónales; sino que brindan un enfoque integral al buscar la sustentabilidad y sostenibilidad de las actividades productivas de estas comunidades, y contribuye a detonar nuevos proyectos como la apicultura, las actividades ecoturísticas, artesanías, entre otras, las cuales dotarán a estas comunidades de un mayor número de fuentes de ingresos con diferentes estacionalidades y un apego a su tierra y sus tradiciones.
*Iván Velasco Vivar es agente de FIRA en la Agencia Palenque en Chiapas. “La opinión aquí expresada es del autor y no necesariamente coincide con el punto de vista oficial de FIRA”.