Buscar
Opinión

Lectura 6:00 min

India ya está aquí

A pesar de su enorme potencial, Occidente pasó por alto durante mucho tiempo a la India, tanto en el plano económico como en el geopolítico. Pero ya no es así: ahora que se está llevando a cabo un realineamiento global fundamental, tanto Estados Unidos como Europa consideran a la India como un elemento vital para sus intereses y prioridades estratégicas.

Descripción automática

Descripción automáticaCreditos automáticos

MADRID. – El mes pasado, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció que la primera visita oficial internacional de la Comisión —el colegio de comisarios completo— en su segundo mandato sería a India. Ese mismo día, Marco Rubio mantuvo su primera reunión bilateral como secretario de Estado de los Estados Unidos con el ministro indio de Asuntos Exteriores, Subrahmanyam Jaishankar. Y la semana pasada, la creciente prominencia internacional de India se confirmó con la visita de dos días del primer ministro indio a Washington, que concluyó con la promesa de lo que Narendra Modi llamó una “megaasociación” entre Estados Unidos e India. Como parte del acuerdo, se comprometió a duplicar, de aquí a 2030, el comercio con Estados Unidos, incluido un aumento de las ventas estadounidenses de petróleo, gas y equipos militares.

Con más de 1,400 millones de habitantes y una media de edad de 29.8 años (frente a 38.9 en Estados Unidos, 40.2 en China y 44.5 en la Unión Europea), India es el país más poblado del mundo. Esta inmensa y relativamente joven población, junto con un importante y pujante sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), sostiene un auge económico que ha convertido a India en el país que más rápido crece en el conjunto de las grandes economías del mundo. El Fondo Monetario Internacional prevé que este año su PIB crecerá un 6.5 %; se espera que en 2030 supere a Japón y Alemania y se convierta en la tercera economía más grande del mundo.

A pesar de su enorme potencial, Occidente ha ignorado durante mucho tiempo a India en términos económicos y geopolíticos. Pero asistimos a un gran reacomodamiento mundial. El “momento unipolar” de Estados Unidos ha dado paso a una era de competencia entre grandes potencias que, a diferencia de la Guerra Fría, incluye demandas de las economías emergentes y en desarrollo de un sistema multilateral más inclusivo y representativo. En esta era multipolar, tanto Estados Unidos como Europa ven en India (con su neutralidad en política exterior y el dinamismo de su economía emergente) un actor vital para el futuro de sus prioridades estratégicas.

India, uno de los fundadores del Movimiento de Países No Alineados, tiene mucha experiencia en cómo manejarse en momentos internacionales precarios. Durante la Guerra Fría logró un hábil equilibrio de políticas entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Cuando se involucró con la Unión Soviética (de la que recibió una considerable ayuda militar), calibró su estrategia para contrarrestar el apoyo estadounidense a Pakistán sin tomar partido en la competencia entre grandes potencias.

Desde entonces, India ha sabido mantener este equilibrio pragmático y adaptar su política exterior a un panorama geopolítico cambiante. En la actualidad, esto significa reconocer su capacidad de pesar en los asuntos internacionales, lo que incluye asumir un papel destacado en la construcción de un multilateralismo eficaz, realista e inclusivo.

La nueva postura se refleja en el interés del gobierno en promover una política exterior más asertiva e internacionalista. Más allá de crear nuevas alianzas y reforzar las antiguas, Modi ha procurado aumentar la influencia de India en los foros multilaterales (tradicionales y emergentes). Solo en 2023, su país ocupó la presidencia tanto del G20 como de la Organización de Cooperación de Shanghái (una creación china, integrada por nueve países de Medio Oriente y Asia).

India ocupa un lugar destacado entre los BRICS, que, además de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, ahora incluye a Egipto, Etiopía, Indonesia, Irán y los Emiratos Árabes Unidos. La estrategia india dentro de BRICS es una muestra de su habitual ponderación: allí donde Rusia y, en gran medida, China se ven como disruptores del orden actual, India se ve como reformista. Esto le permite mantener la flexibilidad estratégica y, al mismo tiempo, promover sus intereses económicos y diplomáticos.

India tiene con China una relación complicada por otros factores. Aunque los dos países colaboran en distintos foros y asuntos globales, mantienen prolongadas disputas territoriales y compiten por el liderazgo en el “Sur Global”. Y el creciente peso mundial de India (incluido su atractivo para las potencias occidentales) se debe en gran parte a su capacidad para actuar como contrapeso de China. El Corredor Económico India-Medio Oriente-Europa se diseñó como alternativa a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China y refleja el lugar central que tiene India en las cadenas de suministro globales.

India también es indispensable para el Quad, la alianza formada con Australia, Japón y Estados Unidos, y cuyo objetivo oficial es la seguridad marítima y la cooperación económica (aunque es evidente que sus miembros buscan ponerle un freno a China en la región indopacífica). La presencia de India, una potencia “sureña” en ascenso, evita que el Quad se vea como otro instrumento occidental.

Reforzando las credenciales “sureñas” de India, Modi ha apelado a destacar la condición de “madre de la democracia” de su país. Presentando la democracia como algo intrínseco a la civilización india (y no como un legado colonial), ha alineado a su país con las “potencias intermedias” que buscan redefinir la gobernanza mundial.

India ha experimentado un cambio decisivo desde la proclamación de Modi como primer ministro en 2014. Modi ha alejado a India de los valores laicos y pluralistas que florecieron tras la independencia para adoptar un asertivo nacionalismo hindú. Ante los diversos índices internacionales que han rebajado la calificación democrática de India, Modi ha lanzado la idea de crear un índice propio.

Pero Modi —el segundo líder de India independiente (después de Jawaharlal Nehru) que ha obtenido tres mandatos consecutivos— sigue siendo una fuerza dominante en la política india, como han reafirmado los resultados de las últimas elecciones regionales. Y, en un momento de rápidos cambios geopolíticos, se ha comprometido a aprovechar su posición y las profundas fortalezas de India para convertir al país en un actor global.

Llevamos tiempo observando el potencial indio para alcanzar la influencia en los asuntos internacionales. Ahora ha llegado.

La autora

Ana Palacio fue ministra de asuntos exteriores de España y vicepresidenta sénior y consejera jurídica general del Grupo Banco Mundial; actualmente es profesora visitante en la Universidad de Georgetown.

Copyright: Project Syndicate, 2025 www.project-syndicate.org

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí
tracking reference image

Últimas noticias

Noticias Recomendadas

Suscríbete