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Opinión

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Intentos de fundación

Los esfuerzos carrancistas para fundar el Banco Único de Emisión fracasaron. La causa principal fue la incapacidad para constituir el capital de la nueva entidad...

Se ha iniciado el año 2025 plagado de incertidumbres. Hacia el mes de septiembre se cumplirá el centenario del establecimiento del Banco de México. Pero los esfuerzos para llevar a cabo esa fundación se habían iniciado algunos años antes al clave de 1925. En particular, durante el régimen que encabezó Venustiano Carranza. 

La facción carrancista, el primer bando triunfante emanado de la Revolución, se caracterizó por tratar de llevar a feliz término y en el menor tiempo posible todas las propuestas planteadas por el movimiento histórico que decían representar. Entre ellas, el establecimiento del denominado Banco Único de Emisión, según había quedado establecido en el artículo 28 constitucional.

Un primer proyecto en dicho sentido se presentó en junio de 1917, con la iniciativa para conseguir un empréstito en el exterior con el cual se integraría el capital de la institución que se deseaba crear. Aparte del despropósito técnico de conformar el capital de la institución con un pasivo, el proyecto abortó al no poderse conseguir en el exterior el empréstito deseado.

Poco tiempo después, algunos congresistas presentaron de manera personal dos propuestas para conseguir los fondos con los cuales debía integrarse el capital de la entidad que se deseaba crear con apoyo en el texto constitucional. Según el primero de esos proyectos, los fondos correspondientes deberían provenir de que se descontara “un día de dietas cada mes a los ciudadanos diputados” hasta llegar a la suma requerida. En el otro proyecto se propuso incautar “por ilegítima”, toda la propiedad adquirida a partir de 1910.

Desde la iniciativa del propio Poder Ejecutivo, por instrucciones del presidente Carranza se conformaron dos comisiones para presentar proyectos alternativos para la conformación del Banco Único de Emisión. La primera de esas comisiones presentó un plan para constituir a la institución como una sociedad anónima, propuesta que fue rechazada de forma tajante por Carranza y sus más cercanos asesores. La segunda de las comisiones referidas presentó una iniciativa para constituir a la nueva entidad como una institución del Estado. Es decir, en la cual tanto el capital como su operación debían corresponder al gobierno. De manera sorprendente, esta segunda propuesta fue rechazada por el Congreso integrado en una mayoría por militantes del Partido Liberal Constitucionalista, independiente al carrancismo.

Los esfuerzos carrancistas para fundar el Banco Único de Emisión fracasaron. Independientemente de las dificultades de tipo legislativo que se tuvieron que enfrentar hubo otra causa más de fondo para el aborto de aquellos empeños. La imposibilidad de conseguir los fondos frescos para la integración del capital.

Columnista

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