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Las limitaciones educativas limitan el nearshoring tecnológico
El nearshoring o relocalización es un tema de moda. Se afirma que México está en una posición privilegiada para atraer empresas tecnológicas que buscan acercar sus operaciones a Estados Unidos. Es una narrativa atractiva: el país recibiría grandes inversiones extranjeras y su economía se beneficiaría. Sin embargo, antes de dejarse llevar por el entusiasmo, es crucial plantear una pregunta fundamental: ¿realmente está México preparado para recibir a estas empresas de alta tecnología?
Lamentablemente, no lo está. Según datos recién difundidos por la OCDE, el 42% de los jóvenes mexicanos de entre 25 y 34 años no ha terminado la preparatoria, lo cual triplica el promedio de la OCDE del 14%. ¿Cómo puede México aspirar a un futuro competitivo cuando casi la mitad de sus jóvenes no está preparada para los retos laborales modernos?¿Cómo puede competir con países que están invirtiendo fuertemente en la formación de su fuerza laboral?
Además, está el problema de la falta de preparación en áreas clave como Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés), que son esenciales para la innovación. Aunque el 37% de los estudiantes en educación superior eligen carreras STEM, el verdadero desafío es la baja participación femenina: solo el 15% de las mujeres eligen estas áreas. Este desbalance limita el potencial del país para formar una fuerza laboral diversa y altamente capacitada, un requisito clave para las empresas tecnológicas. Sin un incremento en la participación femenina en STEM, México seguirá siendo poco atractivo para este tipo de inversiones.
El problema tampoco termina en la educación. A pesar de que las mujeres tienen mejores logros educativos que los hombres, su participación en el mercado laboral es considerablemente menor. Solo el 47% de las mujeres sin preparatoria están empleadas, comparado con el 91% de los hombres. Además, las brechas salariales persisten entre quienes tienen educación superior. Las empresas tecnológicas, que valoran la diversidad y la equidad, no encontrarán en México un entorno laboral que favorezca esos principios si no se toman medidas.
Aquí es donde entra el reto para el nuevo gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum. Aunque ha insistido en que invertirá en educación, ciencia y tecnología, no basta con una inversión general. Se necesitan políticas concretas que incentiven la participación en STEM, especialmente entre mujeres. Esto podría lograrse mediante becas y apoyos específicos, así como la modernización de la infraestructura educativa: más laboratorios, centros de investigación, y colaboración con la industria tecnológica para asegurar que los graduados tengan las habilidades que el mercado demanda.
Además, será crucial implementar políticas de inclusión para cerrar las brechas de género. Las campañas que promuevan carreras STEM entre jóvenes y políticas que fomenten un ambiente laboral más equitativo deben ser prioritarias.
Si no se actúa de manera rápida y decidida, todo el discurso sobre el nearshoring será solo una ilusión. El futuro de México depende de las decisiones que se tomen hoy. ¿Estará el nuevo gobierno del país a la altura del reto o dejaremos pasar otra oportunidad histórica? Solo el tiempo lo dirá.
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