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De maestro a mentor una nueva visión para transformar la educación
Este año hemos tenido la oportunidad de abordar diferentes temas sociales de relevancia en nuestras colaboraciones. Entre solo algunos, reflexionamos sobre la importancia del involucramiento de los empresarios para acabar con el hambre en México, destacando cómo su papel es clave para transformar realidades y garantizar un futuro más digno para todos. También exploramos el valor de construir ciudadanía desde las aulas, promoviendo una educación que fomente el pensamiento crítico y la participación activa de los jóvenes en la sociedad. Subrayamos la responsabilidad de los padres en la educación de sus hijos desde el hogar, recordando que la formación integral no depende solo de las escuelas, sino también del ejemplo y los valores que se cultivan en la familia. Y finalmente, resaltamos la importancia de identificar los talentos que nos hacen únicos, una clave fundamental para el desarrollo personal y profesional.
Hoy al cerrar este 2024, quiero compartir una última reflexión sobre un tema crucial para el futuro de la educación y el desarrollo humano, la necesidad de cambiar de fondo el rol del maestro, pasando de maestro a mentor.
El maestro de hoy en la mayoría de los casos enseña desde la superioridad del conocimiento. Transmite información y conceptos sin necesariamente buscar un diálogo profundo o debate. Sin embargo, el mentor tiene una misión distinta, más allá de transmitir conocimientos, el mentor entiende que su principal labor es conocer a su alumno, descubrir sus talentos, ayudarle a conocerse a sí mismo y guiarlo para que los potencie y encuentre su propósito. No es solo la relación entre maestro y alumno, sino también el impacto que tiene en su desarrollo personal y profesional.
Un ejemplo destacado de este modelo de mentoría es el sistema de mentorias implementado por la Universidad de Oxford, reconocido como uno de los enfoques educativos más transformadores del mundo. Establecido en el siglo XIX, este sistema se centra en sesiones personalizadas y periódicas donde pequeños grupos de uno a tres estudiantes se reúnen semanalmente con un mentor especializado. Estas mentorías van más allá de la simple transmisión de conocimiento, enfocándose en el desarrollo de habilidades clave como la comunicación oral, el pensamiento crítico y la capacidad de análisis. En este entorno, los estudiantes defienden, analizan y critican ideas, mientras reciben una atención individualizada que fomenta su confianza y les ayuda a comprender mejor sus áreas de interés.
Los egresados de Oxford son frecuentemente reconocidos no solo por su preparación técnica, sino por su habilidad para liderar, innovar y aportar soluciones a los grandes retos globales. Este modelo educativo nos recuerda que cada persona es única y que la verdadera educación va mucho más allá de transmitir información, se trata de formar seres humanos integrales.
Adoptar el rol de mentor es asumir una responsabilidad mayor, un compromiso que va más allá de la enseñanza tradicional. Como decimos en Fundación Azteca, se trata de ayudar a nuestros alumnos a imaginar más, a visualizar un futuro lleno de posibilidades. Ser mentor implica crear un espacio donde los alumnos puedan descubrir su elemento, que es donde se cruzan sus pasiones y fortalezas. Cuando un ser humano encuentra su elemento su felicidad y éxito está asegurado.
Con esta reflexión cierro el año deseándoles una muy Feliz Navidad y un 2025 lleno de esperanza, propósito y compromiso por construir un mejor país. Gracias por acompañarnos este año, y nos vemos en enero con nuevas ideas, temas y reflexiones que sigan alimentando nuestro deseo de un México mejor educado y con mayor responsabilidad personal. El progreso de una nacion se da desde el florecimiento individual de cada uno de sus ciudadanos y no por decreto de los de arriba.