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Opinión

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México regresa a los foros internacionales, ¿podrá influir en ellos?

La participación de la presidenta Claudia Sheinbaum, ayer, en la cumbre del Grupo de los 20 (G20) en Río de Janeiro marcó un cambio significativo en la política exterior de México. A diferencia de Andrés Manuel López Obrador, Sheinbaum asistió personalmente, buscando reposicionar al país en la arena global. 

El G20, creado en 1999 para fomentar la cooperación económica global, representa a las 19 mayores economías del mundo, más la Unión Europea y la Unión Sudafricana. Juntos, sus miembros representan casi 85% del PIB global, entre 75 y 80% del comercio internacional, casi 66% de la población mundial y 60% de la superficie terrestre del planeta.

Sin embargo, la presencia de la Presidenta de México en Río ocurre en un contexto complicado: el G20 enfrenta críticas crecientes por su incapacidad para resolver problemas estructurales como la desglobalización y las tensiones geopolíticas como la guerra en Ucrania. Estos problemas y tensiones han polarizado al foro, dificultando los consensos en temas críticos como el cambio climático, la transición energética y la regulación financiera.

A lo anterior se suma la falta de mecanismos efectivos para implementar acuerdos. El G20 sigue siendo, en muchos casos, un espacio de diálogo simbólico, más que un organismo capaz de generar soluciones concretas a problemas globales.

En este contexto, la participación de México en el G20 representa tanto un reto como una oportunidad. La presidenta buscó posicionar a nuestro país un líder en sostenibilidad y justicia social al proponer la adopción de “Sembrando Vida”, el programa que busca reforestar zonas degradadas y generar empleo. Propuso financiarlo globalmente con 1% del gasto mundial en armamento, lo que equivale a 24,000 millones de dólares al año para apoyar a 6 millones de sembradores de árboles que reforestarían 15 millones de hectáreas

Además, se reunió con líderes clave como Xi Jinping de China, Ishiba de Japón, Lula da Silva de Brasil, Yoon de Corea del Sur, Macron de Francia, Trudeau de Canadá, Starmer de Reino Unido y Modi de India. Estos encuentros fortalecen la posición de México en el mundo y en temas como el comercio, la sostenibilidad y el desarrollo tecnológico. El enfoque proactivo de Sheinbaum contrasta con la falta de estrategia que en estos asuntos caracterizó al gobierno de AMLO.

Sin embargo, las limitaciones del G20 pueden obstaculizar los avances de estas iniciativas. Propuestas como “Sembrando Vida” requieren el respaldo político y financiero de otros miembros, algo difícil cuando los intereses nacionales suelen estar en conflicto.

Para que México influya realmente, debe construir alianzas estratégicas y liderar en áreas donde sus propuestas puedan ser adoptadas por otros miembros. Además, el país debe abogar por reformas que hagan al G20 más efectivo y capaz de implementar soluciones a largo plazo.

La participación de Claudia Sheinbaum en el G20 marca un regreso de México a la diplomacia activa y destaca su compromiso con temas globales. Pese a que el foro enfrenta desafíos que limitan su efectividad, México tiene la oportunidad de liderar en su revitalización, pero procurando equilibrar los intereses globales y nacionales para convertir las propuestas en acciones tangibles.

Facebook: Eduardo J Ruiz-Healy 

Sitio: ruizhealytimes.com

Opinador, columnista, conferencista, media trainer, 35 años de experiencia en medios de comunicación, microempresario.

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